La serie “Tendrás que matarme”, de la artista Muriel Angulo (Cartagena, 1951), integrada por collages sobre cartones en gran formato, cuestiona imaginarios sociales, raciales y culturales de Cartagena. La serie se expuso en el Museo de San Pedro, Sala Coro, y generó impacto entre diversos públicos juveniles y adultos.
La artista tardó más de cinco años en descifrar con sentido crítico, los contrastes abismales y tormentosos de una sociedad desigual como la de Cartagena, que ha padecido a lo largo de su historia, el terrible rezago colonial con sus exclusiones, racismos y clasismos.
La frase "Tendrás que matarme", la escuchó la artista de un boxeador afrodescendiente que antes de subirse al ring e iniciar la pelea, ya se sentía golpeado por esa sociedad, y para enfrentar el peso de la marginalidad se decía a sí mismo y a su contrincante: Tendrás que matarme.
La expresión está en el imaginario social de los cartageneros que resistieron más de trescientos de esclavitud y más de doscientos años de impiedad inquisitorial, y ciento quince días de asedio militar en la que murieron más de seis mil habitantes de la ciudad. Unos, fusilados y descuartizados, otros, muertos de hambre y sed, o huyendo por mar. La ciudad resistió además de todo lo anterior, los asedios piráticos y las pestes, y las nuevas oleadas de impiedad de la corrupción contemporánea.
Los collages de Muriel Angulo retratan esa Cartagena de contrastes dramáticos y pervertidos: la miseria y la opulencia. Pero no se queda en el cuestionamiento del ser o la sociedad cartagenera, la serie de Muriel propone una mirada interior al ciudadano que convive con esas enormes y desgarradas paradojas, y en la que el ciudadano sin ser del todo consciente, replica el espíritu del inquisidor, el sitiador, el pirata, el despojador de lo público.
“A pesar de que la igualdad está consagrada en nuestra constitución como un derecho inalienable, la gran mayoría de la población aborigen y afrodescendiente sigue esperando que el sueño se realice”, dice Muriel en la sustentación de su obra. Dentro de su reflexión de la sociedad cartagenera, está su análisis de cómo esos imaginarios son proyectados desde los medios de comunicación, y como reproducen a su vez, las contradicciones, las desigualdades y los conflictos de un pasado aún no resuelto.
La artista tiene un amplio recorrido en el panorama nacional e internacional de las artes. Ha explorado diversas formas, técnicas y géneros en las artes, y su arte busca suscitar además de sentimientos colectivos y sentido de pertenencia, una reflexión sobre el destino de la sociedad en que vivimos y morimos. El arte no es pasivo. Tiene una misión ética para iluminar nuestro tiempo.
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