La palabra del poeta William Ospina fue una gota fresca, bajo el cielo recién lavado de Cartagena, en el Atrio de los Gentiles, en el Santuario San Pedro Claver, al conversar sobre su libro “Parar en seco”, reflexión humanística sobre el planeta que desolamos.
Es una conciencia iluminada de Colombia ante el mundo.
El poeta William Ospina (Padua, Tolima, 1954) vino a compartir su visióndel mundo en su libro “Parar en seco”, reflexión humanística sobre el planeta que asolamos.
El poeta, novelista y ensayista compartió sus visiones con el padre Jorge Camacho sobre las propuestas de su nuevo libro.
William Ospina es humanista, pensador, poeta. Tiene el don de la palabra y la sabiduría de una experiencia personal en el tiempo.
Es autor de una trilogía de novelas que nos devuelve a la larga y tormentosa travesía de la conquista: “Ursúa”, “El país de la canela” y “La serpiente sin ojos”.
Sus ensayos han acompañado a toda una generación de colombianos a pensar el país y el universo: “Es tarde para el hombre” (1992), “Un álgebra embrujada” (1996), “¿Dónde está la franja amarilla?” (1997), “América Mestiza, el país del futuro” (2000), “Los nuevos centros de la esfera” (2001), “La decadencia de los dragones” (2002)y “Parar en seco” (2017 .
Gran poeta, novelista y ensayista, acaba de publicar su Obra poética reunida y dos poemarios inéditos: “Más allá de la aurora y del Ganges” (2006) y “Sanzetti” (2017).
El poeta nos descifra un mundo y nos embruja con su música intemporal, nos revela su alfabeto prodigioso para encontrar milagros en las piedras y en los bosques, y en el esquivo corazón de los hombres.
El ensayista interpreta la historia de América, antes y después de la llegada de los conquistadores, descifra las raíces de nuestras guerras e incomprensiones en el tiempo.
El novelista nos retorna a la perplejidad de los forasteros, el encuentro de dos mundos que parecían irreconciliables. Su pensamiento en su nuevo ensayo nos propone detenernos frente a la desolación de la naturaleza de la que somos parte.
La mirada de William es un llamado ante la tierra vulnerada, ante los desafueros humanos y tecnológicos que siembran de contaminaciones el cielo, el aire, la tierra y las aguas.
Nos recuerda que el cataclismo que parecía tan lejano, está en nuestras narices: “las erupciones volcánicas desde Islandia hasta Indonesia, el continente de plástico del Pacífico, la desaparición de los hielos del Ártico, el peligro alarmante del derretimiento del permafrost de Siberia que guarda frágilmente los mayores depósitos de metano del mundo, la muerte masiva de especies como lo que se ha dado en llamar recientemente el Apocalipsis de las abejas, pero el actual calentamiento global, cuyos diagramas nos alarman día a día, puede no consistir en un mero aumento de temperaturas, sino en un progresivo enrarecimiento de las condiciones de vida en el mundo”.
No solo es una de las conciencias políticas de nuestro tiempo, sino un humanista de Colombia para el mundo.
Sentencia
"Una mirada amplia y humana, al oponerse a los esquemas de rentabilidad y de rendimiento, parece regodearse apenas en la contemplación, y a los ojos de los gerentes de lo útil roza los vértigos del misticismo y de la superstición”.
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