¿Qué pasa Neymar?

AFP
SANTIAGO
18 de Junio de 2015 02:35 pm

Neymar pasó una mala noche, por sanción el capitán de la seleçao no podrá estar en el próximo partido en el Grupo C de la Copa América-2015, el domingo ante Venezuela. ¿Mucha presión? ¿El equipo no sirve? ¿Estrés por la querella en España? ¿Empacar las maletas? La cabeza del 'garoto' estrella está hecha un lío.

¿Irritado?

Neymar llegó tarde a la concentración de Brasil para la Copa América porque estaba celebrando la triple corona que ganó con el Barcelona.

Al llegar le dijo a Dunga: "estoy felicísimo profesor", y no era para menos. Fue una temporada perfecta.

El delantero quería poner de lado la tragedia del Mundial de 2014, que vio en televisión recuperándose de una fractura en una vértebra, y el título de Copa América inyectaría una buena dosis de confianza en un grupo aún acosado por fantasmas alemanes.

El primer partido ante Perú fue agónico y Neymar, solo, forzó el 2-1 victorioso. Pero los colombianos se le pararon bien, supieron neutralizarlo y con un equipo perdido en el campo llegó la derrota.

En el campo, Neymar lucía frustrado, molesto, le daba manotazos al balón, daba indicaciones que nadie acataba, fue una noche desastrosa.

Y Brasil perdió mucho más que un partido, perdió a su principal estrella.

El '10' brasileño fue amonestado por una mano, con lo que ya perdía el próximo juego ante Venezuela, crucial. Y para empeorar las cosas, se vio metido en una pelea con Jeison Murillo y Carlos Bacca una vez concluido el partido contra los cafeteros que le costó ver una tarjeta roja y podría recibir una suspensión mayor, lo que se sabrá el viernes.

¿Irritado? "Irritado por el partido, soy así en todos los juegos, no me gusta de perder las jugadas y acabo estresándome un poco con los árbitros malos", dijo en la zona mixta del estadio Monumental de Santiago.
   
¿Sólo culpa de los árbitros?

"Segundo juego que tenemos la suerte de tener un árbitro malo, ¿Qué puedo hacer? Sentarme y llorar", zanjó el capitán de 23 años, que tendrá al menos un partido para llorar viendo la televisión si Brasil vuelve a jugar como el miércoles.

Neymar habla de segundo árbitro por la primera amonestación en el juego contra Perú, el domingo pasado.

En un tiro libre, el atacante limpió parte de la espuma que colocó el árbritro mexicano Roberto García y después de la protesta de jugadores peruanos, terminó viendo su primera amarilla.

Quería quitar espuma en el lugar de apoyo del pie, explicó después Dunga.

"Hay que usar las reglas en mi contra. Otro limpia la espuma y no se lleva amarilla, yo sí. El balón me toca la mano, amarilla. Colocan árbitros débiles para pitar, eso pasa. No me quita el foco, sólo me molestan los árbitros que no pitan bien. ¿Qué voy a hacer? Conmigo pasa todo", reclamó.

El chileno Enrique Osses fue el árbitro del encuentro del miércoles, que cerró el partido con las expulsiones de Neymar y Bacca.

"Hubo un momento de tensión pero no necesitaba expulsar a todo el mundo. Me dieron un empujón, ni sabía que me habían expulsado. Yo recibo el golpe, recibo la amarilla y la roja. Así las cosas", criticó.

El 'menino' coincide con Dunga, que antes dijo en la rueda de prensa de los entrenadores que "no le gustaría que (Osses) arbitrara ni un juego con sus amigos", menos ese.
   
¿El equipo está bien?

"Confieso que nuestro equipo no estuvo bien, no jugué bien. No hay problema, asumo toda la responsabilidad", dijo el capitán después del encuentro.

El equipo claramente está mal, sin ninguna creatividad, más allá de lo que pueda hacer la dupla Dani Alves-Neymar o el delantero por si solo.

Está claro que si Neymar, que es al final el corazón, cerebro, músculo...todo del equipo, no brilla, Brasil es oscurece.

Y su cabeza debe estar ocupada con el nuevo capítulo que se abrió en su controvertido fichaje por el Barcelona: la justicia española abrió una investigación por "corrupción y estafa" contra él, su padre, el Barça y su antiguo club el Santos, por parte del fondo de inversiones brasileño DIS, que reclama una parte de los beneficios reales de un traspaso que considera minimizado por el Barça y el Santos.

El club catalán había anunciado inicialmente la operación por 57,1 millones de euros en mayo de 2013. Pero la justicia española estimó posteriormente la cantidad pagada por el Barça en al menos 83,3 millones de euros.

Son muchos frentes abiertos para este jugador de 23 años, que puede que haya drenado con ese cabezazo a Murillo. Pero con la roja, el capitán entrega el mando, por ahora.