Colombia


Satánicos habrían profanado siete tumbas en cementerio de Nariño

COLPRENSA

15 de noviembre de 2016 08:26 PM

Miedo, incertidumbre, zozobra y confusión, es lo que viven los moradores del corregimiento de Rosal del Monte, del municipio de Buesaco, al oriente de Nariño.

No es para menos lo que ocurrió, ya que siete tumbas del cementerio de la población que abarca una hectárea, fueron violentadas por un grupo de jóvenes, quienes al parecer utilizaron los restos para un rito satánico.

Todo comenzó el sábado a primeras horas del día, cuando unas quince personas, que no superaban los 20 años de edad, llegaron a la población. Los habitantes de Rosal del Monte les llamó la atención la vestimenta negra pero, nadie sospechaba lo que unas horas más tarde sucedería.

Al parecer, estas personas conocían a jóvenes de la población, con quienes estuvieron departiendo.

En un recorrido y, luego de hablar con uno de los testigos que observó lo que pasó esa noche, quien no reveló su identidad por seguridad, se conoció que por lo menos unas 18 personas se reunieron en la cancha de fútbol, situada a unos cinco minutos del casco urbano del corregimiento donde  comenzó todo al promediar las 10:00 de la noche del domingo. La música metálica avivaba todo, el aguardiente, la marihuana, el bazuco y los gritos de invocación, hacia que todo fuera confusión. A los jóvenes se los distinguía por el rostro y los pendientes metálicos que tenían, ya que el negro de la ropa se fundía en medio de la oscuridad.

PRIMER VIAJE

Así denominaron la primera profanación; por lo menos cuatro jóvenes habrían participado de este acto, donde en medio de por lo menos 200 tumbas escogieron las más vulnerables en su estructura.

Las lápidas fueron destruidas a golpe de piedra, además utilizaron partes de fundiciones y que tenían hierros sobresalidos. Ya una vez abierta la tumba, los sacrílegos procedieron a sacar los huesos de los cadáveres, en tres de las tumbas abiertas no se encontraron los cráneos, de igual se llevaron los huesos más largos. “Sepultamos a mi padre hace 20 años, yo tenía apenas 20 años de edad y él 52 cuando falleció. En ese momento me dolió mucho pero, esto es algo que realmente lo destroza a uno. A parte de sentir el dolor de la pérdida de mi papá, ahora nos encontramos con esto, estamos confundidos”, dijo José Ricaurte Riascos, quien junto a su hijo llegó ayer muy temprano a recoger algunos restos óseos y nuevamente ponerlos en la bóveda y procedieron a sellarla nuevamente, “no encontramos el cráneo, creo que se lo llevaron”,  dijo Álvaro Riascos, nieto del difunto, quien pone una inscripción con el nombre de su abuelo y la fecha de fallecimiento.

SABÍAN LO QUE HACÍAN

Según narró el testigo, los muchachos sabían lo que hacían, ya que algunos de ellos a pesar de una leve llovizna, empezaron a buscar maderos para realizar una fogata. Al parecer, los restos eran llevados en un saco y puestos en el lugar donde estaría el fuego.

Lo que más llama la atención es que algunas tumbas no fueron abiertas. Según la narración, al parecer, en un tercer viaje, el objetivo era una lápida que no tenía identificación, la cual estuvieron a punto abrir, sin embargo, uno de los profanadores se sintió mal.

“Todo se volvió pesado, el aire está raro y mejor dejemos eso así. Debemos hacer esto pero con ‘respeto’ sino se molestan”, habría dicho en medio de burlas una de estas personas, quien luego del último intento para abrir la tumba, empezó a escuchar ruidos profundos y muy fuertes al interior de la bóveda.

EMPEZARON A QUEMAR

Al parecer, luego de reunir varios restos, en especial cráneos, habría empezado el ritual, donde el fuego era avivado con  huesos, de igual forma las cabezas fueron agarradas del largo cabello que aún tenían y pasadas por encima de las llamas.

SORPRESA

Todo esto se conoció al promediar las 8:00 de la mañana del domingo, luego que una persona empezaba a recoger hierba, y se percató que algunas tumbas estaban abiertas. Cuando se acercó, observó que muchos huesos estaban por fuera. De inmediato,  dio aviso a las autoridades del corregimiento. En este sentido, el primero en llegar fue Arbey Montilla, quien es el corregidor de Rosal del Monte.

“No podemos creer lo que pasó, el domingo toda la población estuvo aquí, y hasta el momento nadie sale de su asombro. Hay mucho miedo y confusión. Las personas que viven en este sitio, somos muy trabajadores y honrados, practicamos el catolicismo y por eso esto nos tiene asuntados”, dijo Montilla.

NADIE ESCUCHÓ

El cementerio de Rosal del Monte se localiza en una parte alta, a tan solo cinco minutos a pie del casco urbano de la población, de igual forma la cancha de fútbol se sitúa al pie del campo santo luego de pasar un cultivo de maíz. Unas cinco familias viven muy cerca de allí pero, nadie escuchó ni observó nada. Según el testigo, habría muchas personas entre la maleza que miraron lo que ocurría, pero tenían miedo de acercarse al sitio del ritual, ya que todo era muy extraño.

Las autoridades tienen individualizadas a algunas personas de la zona que habrían participado en este caso, se espera que las investigaciones arrojen los resultados esperados por la población.

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