Entre los escombros, el lodo y los árboles caídos, hoy caminan los residentes del barrio Pekín en Fusagasugá (Cundinamarca). Miran con lástima los desastres que les dejó una fuerte avalancha de agua, lodo y piedras que terminó por llevarse la vida de una mujer y, de paso, de cinco humildes viviendas.
Cerca de 15 minutos llenos de angustia, drama y temor tuvieron que padecer los habitantes de este municipio en la tarde-noche del jueves. Una fuerte tormenta anunciaba la peor de las tragedias que ha vivido este bello municipio.
Eran las 5:30 de la tarde del jueves, el sol del atardecer apenas se escondía y la lluvia se aproximaba. Mientras pasaban los minutos, las gotas parecían tomar cada vez más fuerza e inundaban los barrios de Fusa. La quebrada La Parroquia, ubicada en el sector de Pekín y que atraviesa la parte alta del municipio, no aguantó con tanta agua y se desbordó por completo.
“Fueron los peores minutos de mi vida. Se escuchaba el aguacero, pero pensamos que todos se iba a calmar. Luego se vino una bombada de agua por encima de las casas que se llevaba todo por delante”, dijo Marina Rodríguez, una de las personas afectadas.
La furia de la naturaleza parecía ensañarse contra este municipio, conocido como Ciudad Jardín, y desafiaba a sus habitantes a salir corriendo para salvar sus vidas. El agua arrastraba todo lo que había a su paso.
“Yo estaba en la terraza de mi casa, a pocos metros de donde pasó la avalancha, cuando vi que la quebrada se desbordó y empezó a arrastrar árboles, postes y casas. La gente gritaba y corría para no ser llevada por la corriente, pero ninguno podía hacer nada para evitarlo. Estábamos indefensos”, contó José Luis Rodríguez, habitante de Pekín.
Esos minutos de angustia eran eternos para los fusagasugueños, pues desde la loma en donde se inició el desbordamiento de la quebrada, el agua comenzó a bajar a gran velocidad por la avenida Las Palmas, la vía principal de Fusa. La corriente, que cobraba más fuerzas, arrasaba a vehículos, puestos ambulantes y transeúntes.
“Todo era caos. Los buses de servicio público se volcaban y se estrellaban con todos los carros. La gente no podía acercarse a la bombada de agua, porque era arrastrado. Era algo que no tenía fin”, dijo Teodoro Ávila, otro residente de Fusa.
LA VÍCTIMA
La peor parte de este horrible hecho la llevó doña María Doralba Reyes de Beltrán, de 69 años de edad. Esta abuelita no pudo combatir a la naturaleza y murió en esta tragedia que tiene consternados a los fusagasugueños.
Alferes Beltrán, hijo de doña María, narró su propio drama. “Yo llegué como todos los días de trabajar y saludé a mi mamá, ella estaba muy asustada por la lluvia. Se empezó a inundar la casa y ella se puso a llorar, yo solo le dije que tranquila. La tenía como a tres metros y me fui a acercar cuando una cantidad de agua pasó sobre nosotros y nos alejó, yo traté de darle la mano, pero no alcanzamos a sostenernos. La corriente me arrastró como por 70 metros y mi bolso se enganchó en un palo y eso me detuvo. Pero de mi mamita no volví a saber nada”, recordó en medio de un desgarrador llanto.
Luego de una hora y media, cuando los organismos de rescate pudieron salir a proteger a los habitantes, el cuerpo de doña María fue hallado sin vida en el centro del municipio. Alferes, un humilde trabajador, desesperadamente buscó durante toda la noche a su mamá. Sin embargo, en la tarde del viernes encontró su cuerpo en la morgue de Fusa.
El viernes en Ciudad Jardín, la misma tierra del inolvidable ciclista ‘Lucho’ Herrera - considerado héroe del municipio- solo se podía ver desolación tras un recorrido por sus calles. En los rostros de los fusagasugueños se puede ver el dolor por el que pasa el municipio. A pesar de la pena tan honda son gente berraca y seguro saldrán rápido de esta “prueba” de la naturaleza.
PREVENCIÓN EN FUSA
Las autoridades y la Alcaldía de Fusagasugá decretaron para la noche de Halloween toque de queda a partir de las 7:00 de la noche y hasta las 5:00 de la mañana del sábado. Además, los eventos públicos que el municipio había programado para la celebración del Día de los Niños fueron cancelados, esto como medida de prevención para salvaguardar el bienestar de los fusagasugueños. Las entidades piden a la comunidad tener cuidado a la hora de transitar por la vías en donde aún las máquinas retiran los escombros.
POLICÍA Y DEFENSORÍA AYUDAN A DAMNIFICADOS
De acuerdo con la declaración del comandante de la Policía de Cundinamarca, coronel Flavio Mesa, los organismos de socorro como Bomberos, Defensa Civil y con el apoyo de la Policía de Cundinamarca, trabajaron durante toda la noche del jueves en labores de rescate y remoción de escombros.
“Seguimos ayudando a las familias que resultaron afectadas con este desastre. Pedimos a la población estar prevenida y no habitar lugares de riesgo, ya que se podrían presentar nuevos días lluviosos”, aseveró.
Al visitar la zona afectada, la Defensoría del Pueblo declaró la calamidad pública para dar inicio a la ejecución de recursos que permitan restablecer los derechos de los damnificados, y realizar las labores de remoción de escombros, de acuerdo con la entidad.
La entidad aseguró que hará seguimiento hasta que se solucionen los problemas en la localidad, “debido a que se presentó desabastecimiento de agua en las comunas norte y suroriental, así como baja presión en los barrios La Pampa, Ebenezer y Maíz amarillo, entre otros”.
BALANCE
La Cruz Roja de Cundinamarca y Bogotá han estado al pendiente de la situación del municipio, y en la tarde del viernes entregó el último reporte sobre las víctimas que dejó el desastre: una persona muerta y siete heridos. 102 familias resultaron damnificadas, se detectó que 75 viviendas están en condiciones habitables y otras 19 no habitables. Cuatro instituciones educativas también resultaron afectadas en sus estructuras.
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