Un año y cinco meses después de haberse instalado formalmente el proceso de negociación con la guerrilla de las Farc, son varias las interpretaciones al avance de las conversaciones, dependiendo de la óptica desde la que se haga el balance.
Para los contradictores del proceso, lo alcanzado hasta el momento es mínimo, si se considera que acuerdos concretos aún no existen, salvo avances “sustanciales” -definidos así por las dos partes- en dos de los seis puntos que incluye la agenda temática pactada.
Incluso, quienes se oponen a la dinámica con que fue concebido este proceso, advierten que en La Habana “se está entregando el país a la guerrilla”, que “se está negociando el futuro de las Fuerzas Militares” y que se “legalizará la impunidad”.
Sin embargo, tanto los defensores ideológicos de la negociación, como quienes han tenido alguna cercanía con ella, siguen creyendo que los diálogos tendrán éxito y rebaten tales cuestionamientos.
Una de las críticas es al hermetismo con que se ha manejado el proceso, pues sus detractores dicen que nadie sabe qué se está negociando en Cuba. Los más cercanos reconocen que la falta de información se ha prestado para la manipulación por parte de algunos frentes.
No obstante, desde el mismo ‘Acuerdo para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera’ se pactaron las reglas de difusión de los avances: “las discusiones de la mesa no se harán públicas”. Por ello, quienes saben del proceso le dijeron a Colprensa que “una cosa es la confidencialidad, otra el secretismo”, en referencia a que los avances se han venido divulgando mediante comunicados conjuntos.
Y aunque insisten en que existe voluntad de paz de las partes, admiten que el Gobierno “cometió un error de buena voluntad” al ponerle límite a las negociaciones: al hablar que estarían concluidas al final de 2013.
“Fue un error, pero se pensó así para que las negociaciones de paz no se cruzaran con el proceso electoral”, explican expertos consultados. Dicen que ese “error de buena voluntad” se explica porque cuando el presidente Juan Manuel Santos anunció el inicio de las conversaciones les dijo a sus más cercanos asesores: “Esta vez no nos podemos equivocar, tenemos que aprender de los procesos anteriores”.
Obviamente Santos se refería al fracasado proceso de paz de El Caguán, y las enseñanzas que dejó el conflicto desde finales del gobierno de Ernesto Samper. Para ese momento, las Farc tenían la iniciativa militar, territorialmente dominaban en muchas regiones, políticamente tenían respaldo popular y en lo externo era exitosa su diplomacia paralela, al mismo tiempo que la moral de la tropa estaba en su punto más bajo.
LAS ENSEÑANZAS DEL CAGUÁN
“Este es un proceso serio y riguroso, que arrancó de la necesidad de definir una política de Estado y bajo la premisa de que las Farc ya no tienen la iniciativa militar. Saben que si están sentadas en la mesa de negociación es porque no tienen otra salida, saben que por la vía militar no van a lograr nada”, afirma un experto cercano al proceso de La Habana.
Por eso, el presidente Santos sigue convencido en jugarse su prestigio apostándole a la paz, pero sin soslayar la experiencia que dejaron proceso anteriores.
Además, expertos internacionales le dijeron a Colprensa que a Cuba le interesa que este proceso termine pronto con la firma de la paz: “Esa carta de presentación le servirá para que Estados Unidos termine el bloqueo económico; y el presidente Barack Obama quiere ser quien da ese paso”.
Según cálculos, si eso se logra la Isla pasará de recibir dos millones de turistas cada año a mínimo cinco millones, y con ello empezaría a resolver sus problemas económicos.
Así, los expertos a los que ha tenido acceso Colprensa son de la opinión de que el proceso entrará en los próximos meses en “etapa de definiciones”, a pesar de que la guerrilla ha insistido en dos “inamovibles”: la creación de una comisión de la verdad y la ratificación de los acuerdos mediante una asamblea nacional constituyente. Este último punto, el Gobierno lo ha descartado de plano; del primero dice que hay que mirarlo más adelante.
Pero tal vez un hecho hasta hoy desconocido puede resumir el futuro de este proceso: Colprensa conoció que el año pasado el presidente de Uruguay, José Mujica, dialogó en privado con los voceros de las Farc.
“Las Farc le dijeron a ‘Pepe’ Mujica que no están debilitadas pero que sí quieren ponerle fin al conflicto. Y Mujica les respondió: ‘aprovechen esta oportunidad histórica, aprovechen a Santos, Santos es el hombre de la paz’”.
Extraoficialmente, también se sabe que los voceros negociadores de la guerrilla han reconocido en privado el daño que le han hecho a Colombia, que ya hablan de post conflicto, de a qué se dedicarán una vez se firme la paz, de sus familias y hasta de sus aficiones.
“Eso sí, a lo que aspiran es a no pagar cárcel, pero eso también es tema de negociación en la mesa y de ratificación popular”, concluyen las fuentes.
Comentarios ()