El ministro de Justicia, Yesid Reyes Alvarado, insistió este lunes que el enfoque represivo de la política antidrogas hacia los consumidores es inadecuado y generador de riesgos futuros para la salud de esta población.
En un conversatorio con medios de comunicación en todo el país, Reyes aseguró que la política de drogas no puede seguir siendo la misma que se pensó en los años 70, tanto por el evidente cambio de las mafias productoras, como por la evidencia recogida de triunfos parciales y la continuación del consumo.
Reyes espera que el 2016 "sea el escenario para discutir abiertamente y con base en la experiencia de todos los países sobre los aciertos y errores de la actual política de drogas".
"Nuestro propósito no es desconocer las convenciones internacionales sobre la materia sino reconocer la necesidad de abrirlas a nuevas interpretaciones", dijo el funcionario al reconocer avances internos en la materia como la regularización de la marihuana para uso medicinal.
Reyes indicó que Colombia, México y Ghana se encuentran liderando una iniciativa para la reunión de la ONU de abril próximo para que se den avances concretos para modificar la política antidroga vigente, cuyo enfoque, por más de 40 años, ha sido represivo y que trata de la misma manera a productores y consumidores.
"Hoy las grandes organizaciones han sido reinventadas lo que le permite evadir la acción de las autoridades. Hoy no es fácil distinguir entre naciones productoras y consumidoras y crece rápidamente la producción y el consumo de drogas sintéticas, incluso en países que como el nuestro se caracterizaban por tener una baja incidencia en el consumo", señaló.
El ministro Reyes insistió en que no tiene sentido el rol represivo para los consumidores sino que debe tener un enfoque privilegiado en salud pública y como garante de la protección de los derechos humanos, teniendo en cuenta a las personas en situación de vulnerabilidad, sin reducir un ápice el ataque a las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico.
En la misma línea, el representante en Colombia de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el delito, Bo Mathiasen, señaló que se deben reconocer que todavía hay debilidades en el combate de los eslabones de la cadena de producción de droga que son más fuertes, e igualmente redireccionar los recursos públicos para atender las nuevas realidades de la lucha antidrogas.
Se trata -dijo- de los asuntos de reducción de riesgo y daño, rehabilitación y protección de los derechos humanos de población vulnerable como los consumidores o campesinos. Todo esto, en vez del enfoque penal que ha provocado hacinamiento.
Hacia una nueva narrativa
El experto constitucionalista Rodrigo Uprimny coincidió con esta perspectiva al indicar la evidencia de un fracaso estructural de lucha antidroga represiva y al abogar por una regularización de ciertas sustancias pues "la prohibición ha generado más costos que beneficios".
Ahora bien, en su criterio, a pesar del evidente fracaso de la política y de la apertura en el diálogo sobre la misma, se sigue manteniendo su corazón "que es la prohibición de ciertas sustancias para uso recreativo con todo lo que eso implica".
Así, Uprimny dijo que sería un avance sacar de la lista de sustancias prohibidas la marihuana y la hoja de coca y tratar de generar alternativas para delitos menores asociados a la droga. Para el experto, en todo caso, no se ve próximo que se hable de sacar de la lista de sustancias prohibidas la cocaína por lo que es evidente que continuará el tema de la producción ilegal.
Para Uprimny sería necesario generar nuevos espacios y nuevas narrativas para dejar de tratar como tabú estos asuntos y dejar los temores hacia el cambio y la apertura.
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