Basada en la historia real de Sarah Winchester, una millonaria viuda convencida de tener una maldición. Después de la repentina muerte de su marido y su hijo, cree que las almas de todas las personas que murieron por culpa del famoso fúsil creado por su familia se dedican a perseguirla. Para intentar despistar a los espíritus en pena, construyó una mansión de casi 200 habitaciones con escaleras que no daban a ninguna parte y puertas que precedían a muros.