Cartagena


Ratas en la morgue de la clínica Cartagena del Mar

REDACCIÓN CARTAGENA

30 de noviembre de 2015 12:00 AM

Marlon Alcalá Arenas y su esposa Jénifer Morillo García esperaban su primer hijo, que nació el pasado 24 de noviembre. Le pondrían Max Lizander, nombre que escogieron desde su tercer mes de gestación.

Maximiliano que significa “el más bello” siempre será recordado así por sus padres y familiares, aunque para Marlon va a ser muy difícil olvidar la última imagen que tiene del bebé que debido a una dificultad respiratoria no especificada, solo sobrevivió tres días.

El horror de lo que vivió este padre de familia no tiene comparación con nada que antes le hubiese pasado y solo espera superarlo denunciando y tratando de evitar que a cualquier otra persona le suceda lo mismo.

En la madrugada del pasado viernes, después de recibir una llamada de la Clínica Cartagena del Mar, donde nació Max y permanecía hospitalizado junto a su madre, en la que le informaban que el bebé había sufrido un paro cardiorespiratorio, Marlon salió de El Silencio, su barrio, para saber qué era lo que pasaba.

“El bebé murió a las 12:55 de la madrugada. Yo salí acompañado de mi suegro y a esa hora nos tocó caminar 15 cuadras buscando un taxi que nos llevara. Encontré a mi hijo igual a como lo había visto los días anteriores, blanquito, bello, pero sin cables, tubos ni nada, ya había fallecido”, cuenta Marlon.

El padre lamenta no tener una fotografía de su hijo vivo, todo por seguir las indicaciones de un letrero puesto en la UCI neonatal, que indica que está prohibido usar cámaras. Al bebé recién nacido solo lo vieron sus padres y su abuela materna.

La atrocidad
Y es que además del dolor que produce la muerte de un hijo, Marlon tuvo que enfrentarse a algo peor.

Una vez informó a su esposa del fallecimiento del bebé, de pedir para ella el alta voluntaria y llevarla a casa; de encargarse de buscar un terreno y un cofre para enterrar a Max, el hombre, de 25 años, llegó por el cuerpo de su hijo a la Cartagena del Mar.

“La jefe de neonatos me llamó y me dijo que fuera a buscar el cuerpo del bebé porque la morgue de la clínica es un sitio temporal que no está en condiciones aptas para recibir varios cuerpos y que de haber otro cadáver le darían prioridad. Así que fui hasta allá acompañado de mi suegro y nos acompañaron una auxiliar de enfermería, la doctora y el vigilante. Cuando llegamos al lugar estaba abierto, allí estaba el niño tapado con una manta azul y noté que algo se movía debajo, lo destapé y vi una rata comiéndose el rostro de mi hijo”, recuerda Marlon.

Ira e indignación
Tras lo sucedido, el suegro de Marlon hizo varias fotos del bebé con la cara destrozada y del lugar en el que estaba. De un hueco en la pared, por el que ellos presumen entró el roedor y de partes del cielorraso destapado, según observaron.

“Se formó un alboroto terrible, pero yo conservé la calma. Tres usuarios que se encontraban en el lugar también vieron todo. Yo llamé al Crued e informé lo que estaba pasando. Después de eso llegó una señora, Leydi creo que se llama, y me llevó para un lugar aparte. Me dijo que ella era cristiana y empezó a orar, pero sobre todo me insistía en que no hiciera escándalo y que me llevara el cuerpo de mi hijo rápido, se empeñó en eso, en que buscara el cajón y que en la clínica me lo sellaban para que no lo viera nadie”, asegura Marlon.

El padre de familia cuenta además que con el paso de las horas y al ver que el no tenía intención de retirar el cuerpo antes de que llegara el Dadis, la mujer que lo abordó en la Cartagena del Mar, pasó de “aconsejarlo” a presionarlo.

“Ella cambió de actitud y me decía que si no iba a llevarme al bebé entonces llamaría a la Policía de Infancia y Adolescencia, como lo hizo, y que si el Dadis venía se iba a llevar el niño y lo cremarían y que así recuperar el cuerpo sería muy complicado, pero yo no cedí. Yo no me gradué, pero estudié enfermería y sé que es suprémamente grave que haya vectores (ratas) en una clínica y más en una de tercer nivel como la Cartagena del Mar, lo que pasó allí es muy delicado”, resalta Marlon, quien terminó por llevarse el cuerpo Max, quien fue enterrado el sábado en el cementerio Distrital del Ternera.

La denuncia
A pesar del dolor de su pérdida, Marlon considera que debe haber una sanción para la clínica, que garantice que lo que pasó con Max no vuelva a suceder, por eso se dirigió a la Fiscalía donde se negaron a recibir su denuncia. Por lo anterior él y su familia se reunirán hoy con un abogado de la Defensoría del Pueblo que los guiará en su trámite.

El Universal se comunicó con la Cartagena del Mar para conocer su posición frente al caso expuesto por Marlon, pero se nos informó que solo hoy el gerente de la entidad podría atender nuestra llamada. 

Control y vigilancia
En cuanto al Departamento Administrativo de Salud Distrital (Dadis), Martha Rodríguez Otálora, su directora, le informó a este medio que un equipo de Salud Ambiental ya se había acercado a la IPS para verificar que el contrato de control de plagas estuviera vigente, lo cual resultó positivo.
Sin embargo, hoy la unidad de Control y Vigilancia del Dadis “valorará si el sitio de la Clínica en el que se disponen los cadáveres cumple con las condiciones de habilitación para ello, porque es inexplicable que una cosa de estas suceda”.


 

 

Se ha producido un error al procesar la plantilla.
Invocation of method 'get' in  class [Ljava.lang.String; threw exception java.lang.ArrayIndexOutOfBoundsException at VM_global_iter.vm[line 2204, column 56]
1##----TEMPLATE-EU-01-V-LDJSON----
 
2   
 
3#printArticleJsonLd()
 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS