Cartagena


Niño con parálisis cerebral lleva dos años esperando la cirugía

HILENIS SALINAS GAMARRA

07 de enero de 2018 12:00 AM

Irina Olascoaga y Edgardo Pardo están seguros de que César Luis, su hijo mayor, es un milagro. Cuando tenía cinco meses de nacido sufrió un paro cardiorrespiratorio y gracias a la insistencia del médico de turno sobrevivió, pero el incidente lo dejó con varias secuelas que más tarde diagnosticaron como parálisis cerebral espástica.

Doce años después, a pesar de los pronósticos pesimistas que decían que César no podría caminar y que tenía fuertes retrasos en su aprendizaje, el niño terminó séptimo grado y corre alegre por las calles de Arjona, donde vive con sus padres y su hermanito menor, pero sus caminatas y carreras no son tan largas como quisiera, pues esto le causa dolor.

Sus padres, Irina y Edgardo, dicen llevar casi dos años esperando que la EPS Coomeva autorice una cirugía que pondrá fin a ese problema, pequeño en comparación con todos los que han sorteado durante la vida del niño, pero que no han logrado que se autorice a tiempo, por lo que a finales del año pasado tuvieron que empezar el proceso de cero. La EPS dice que ya las órdenes están listas, pero siguen sin llegar a manos de los padres.

Un camino de madera

César Luis caminó a los tres años. Para conseguirlo, sus padres mandaron a hacer un pasillo de 10 metros en madera, atado a lado y lado con cuerdas. “Ha sido de muchos esfuerzos, desde que estaba bebé estuvo en tratamientos con ortopedia y además de las terapias, le mandamos a hacer una carretica de madera con la que se entretenía y se apoyaba”, contó Edgardo Pardo.

También lo inscribieron en colegios para niños con capacidades estándar, aunque su desarrollo se ha afectado más por los tratamientos y las cirugías que le han hecho para mejorar su motricidad. “Él quedó con problemas motrices en piernas y brazos; al principio, caminaba con los pies empinados, de eso lo operaron pero todavía tiene las rodillas dobladas (marcha agazapada) y esa es la operación que tenemos pendiente”, explicó Irina.

La demora, sostuvo la pareja, radica en que César Luis ha llevado todo su tratamiento en el Instituto de Ortopedia Infantil Roosevelt y Coomeva no tiene contrato con esa IPS desde hace cuatro años. “Como nosotros estamos amparados por una acción de tutela integral, ellos deben garantizar el tratamiento con la misma institución y lo han hecho, pero ahora incluso para generar una orden de control, hay problemas”, dijo el padre.

Se cumplirán dos años

El 20 de enero del 2016, el médico tratante ordenó programarlo para una intervención llamada tenotomía intrapélvica de psoas bilateral, osteotomía femoral y descenso de rótulas, entre otros procedimientos. Como no hay un contrato entre Coomeva y la IPS, la EPS debe aprobar la cirugía, los exámenes y hacer el pago anticipado de los insumos de la operación, pero todo se fue dando con tanta lentitud, que cuando llegó la autorización de la cirugía ya tenían que hacerle nuevos exámenes.

“Ellos nos dieron la orden y pretendían que programáramos, pero pedimos que hicieran primero una cita de control. El médico dijo que ya no se podía operar porque no sabía qué tanto había cambiado, así que tuvimos que empezar de cero”, explicó Edgardo. En marzo, el mismo día que el médico vio a César, pidieron la cotización y continuaron con las autorizaciones, pero 10 meses después, siguen esperando que se apruebe la cirugía.

Radiografías para medición de miembros inferiores, de cadera, estudio computarizado de la marcha, radiografía de pie, de rodilla y consultas por fisiatría y neuropediatría, son los exámenes que César debe hacerse cada vez que vencen los resultados. Lo peor, en estos nuevos exámenes, el panorama empeora.

“El médico nos explicó que entre más tardemos para la operación, el niño puede incluso dejar de caminar porque sus rodillas se están flexionando hacia abajo. Ahora recientemente, identificaron que las rótulas se habían corrido y aún así estamos desde octubre esperando la autorización”, puntualizó Irina.

El futuro en juego

A punto de empezar el año escolar, la familia Pardo Olascoaga todavía no sabe si César Luis podrá iniciar el octavo grado con normalidad, pues la intervención que le deben hacer requiere que tres semanas antes sea inmovilizado, más la incapacidad tras la operación, implicaría como mínimo un mes y medio sin asistir a clases.

“Desde siempre nosotros hemos luchado por que él lleve una vida normal, en el colegio no ha sido fácil, este año que pasó ingresaron niños nuevos al colegio y tú sabes que a veces los pequeños son difíciles para entender estas diferencias. Duramos todo el 2017 yendo y viniendo del colegio para que César tuviera ambientes más cómodos y suspender sus clases este año, por no tener claridad de la operación, implicaría obligarlo a empezar de nuevo”, aseguró Edgardo.

El jueves pasado, la familia llegó a las oficinas de Coomeva y les dijeron que el pago anticipado ya estaba listo, pero que debían esperar dos días para la orden de cirugía. “Dos días más, y de dos días en dos días, se nos han pasado dos años y aún no vemos nada”, concluyeron.

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