“Esto se parece a las balleneras, pero es una ballenera santa”. Esa frase, de uno de los cientos de devotos que acudió a la bahía, retrata el ambiente de lo que se vivió durante la bendición del papa Francisco a la Virgen del Carmen, en la bahía de Cartagena.
Más de 50 embarcaciones acudieron a la cita y rodearon a la virgen desde el medio día del domingo para presenciar el paso del sumo pontífice en uno de sus últimos actos durante su visita a Cartagena.
Desde pequeñas naves provenientes de la zona insular, como Tierrabomba, hasta yates de mayor envergadura y cuatro remolcadores de la Fuerza Naval, se aproximaron al lugar en una jornada en la que el clima amenazó con una llovizna que nunca cayó.
Ancianos, niños y muchos jóvenes acudieron con pancartas para saludar a Francisco. También llevaron imágenes de la Virgen del Carmen y otros elementos que esperaban bendecir.
Sobre las 3:50 de la tarde, por el altavoz de uno de los yates de la Armada se anunció que el papa despegaba desde la Base Naval y la tarde encontró su momento de fervor.
“Francisco, Francisco”, gritaron los fieles mientras el helicóptero FAC 0006 se aproximaba.
Pero la emoción duró poco. La aeronave se acercó y giró alrededor de la imagen de la Virgen para luego alejarse. Entre sus ventanas polarizadas iba el máximo líder del catolicismo, a quienes algunos esperaban ver asomado.
Aunque no pudieron verlo, las cientos de personas se fueron con la confianza de recibir la bendición del líder espiritual, que prosiguió hacia Contecar para oficiar la que fue su última misa en Colombia, antes de regresar a El Vaticano.
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