Tenía un humor para desnudar las cosas. No tenía pelos en la lengua. Era de una sinceridad sin fisuras. Con una memoria prodigiosa y una capacidad mental para discernir sobre hechos sociopolíticos de Cartagena, el país y el mundo, el abogado y columnista de opinión Héctor Hernández Ayazo que acaba de fallecer en esta ciudad a sus 71 años, víctima de un infarto que le sobrevino a las 5 de la tarde de ayer en Gestión Salud, era un ser vertical, agudo, controversial, lector apasionado de literatura, historia y política. Cinco horas antes, había llamado a Germán Mendoza para decirle que no contara con el Editorial del lunes porque se encontraba hospitalizado.
Hernández Ayazo estaba atento a los problemas cruciales de Cartagena y el país, y su opinión suscitaba un margen propicio para el debate y la polémica. Ese privilegio le mereció ser considerado uno de los tres mejores columnistas de opinión de El Universal (Lea aquí: Murió Héctor Hernández Ayazo).
En su última columna del 29 de junio de 2014 titulada Fervor patriótico, Hernández se ocupó del espíritu contagioso que ha despertado la Selección Colombia en el Mundial de Brasil, no sin dejar de cuestionar la actitud frente a los dilemas cruciales. El columnista se preguntaba qué podría pasar si ese mismo sentimiento nacional y esa alegría sin límites en torno al deporte se desbordara sobre la urgencia por resolver encrucijadas locales y nacionales y se tradujera también en solidaridad y en actos de paz:
“Ese espontáneo y fervoroso movimiento de preocupación por la suerte deportiva de Colombia invita a preguntarse cuánto se transformaría el país, la región y cada localidad si sus habitantes tomaran en serio la gestión pública y con igual pasión y dedicación examinaran la acción de sus gobernantes, siguieran el detalle de sus pasos, discutieran sus decisiones, criticaran sin pausa sus malas andaduras y exigieran alineaciones administrativas eficientes, honestas y entregadas al servicio común. ¿Qué tal que los habitantes de Cartagena se preguntaran por el detalle del manejo de su presupuesto y de ese cuantioso empréstito de doscientos cincuenta mil millones de pesos que hasta ahora parece vaporoso y justificado sin serios estudios de prioridades? ¿Qué tal que también fuera preocupación colectiva diaria la limpieza moral de un distrito carcomido por la corrupción? ¿Cuánto transformaríamos si existiera igual preocupación por lo que ocurre en los Corvivienda, Dadis y Edurbe, por revisar la intimidad de contraloría y personería y, en general, de toda nuestra desvencijada administración?
Cuando menos recuperaríamos dignidad, haríamos conciencia de la urgencia de relevar a la dirigencia política actual y exudaríamos indignación en todas partes, así como el fútbol lleva a aplaudir en medio de gritos goles y buenas jugadas y a lamentar errores. Lástima enorme que ese patriotismo exaltado se circunscriba al deporte y no lo traslademos, siquiera en buena medida, a la lucha por las mejores condiciones de existencia. Grandes masas, conscientes de sus derechos y bien informadas sobre las causas de su situación, tienen el poder suficiente para con su opinión y voto cambiar el estado de cosas y obligar a los saltos de progreso y buena administración que requerimos. Se acabará el fútbol y languidecerá el patriotismo, como si lograr excelente y honrada gestión gubernamental no fuera el partido más importante de cada comarca y de cada poblado”.
EL PERIODISTA
Hernández Ayazo dirigió El Universal entre 1993 y 2000 y sostenía desde hacía más de veinte años una columna de opinión (desde 1991). Tenía más de cuarenta años de reconocida y exitosa trayectoria en todas las áreas del derecho. Era miembro del Colegio de Abogados Comercialistas de Colombia. El éxito en su práctica profesional, así como sus calidades éticas y morales, lo llevaron a ser asesor y consultor de importantes empresas de Cartagena.
Fue conjuez del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cartagena, profesor de la Universidad de Cartagena durante más de veinte años en las cátedras de Derecho Comercial, de Obligaciones y de Contratos; y de Obligaciones en las universidades de San Buenaventura, Libre y del Sinú. Al fallecer el ilustre abogado le sobrevive su hijo Camilo.
- Académico, intelectual
- Gran ser humano
- Gran amigo
- Prestigioso abogado
- Gran columnista (el más leído)
- Memoria prodigiosa
- Inteligencia superior
- Visión de estadista
- Perfeccionista
- Crítico del Estado
- Muy analítico
- Gran maestro
- Amante del desarrollo
- Organizado
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