El 31 de octubre fue una fecha histórica para los habitantes del barrio Flor del Campo, pues ese día sus vidas cambiaron para siempre. Llegaron bajo lluvias a ocupar un espacio desconocido y sin mayor esperanzas que las de resguardarse de las terribles olas invernales que en esos tiempos azotaban a la ciudad; espacios llenos de incertidumbres, desoladores, con nostalgia por dejar a tras su vida pero con la certeza de un lugar propio donde comenzarían una nueva vida.
Hoy, 10 años después, y con la misma esperanza de aquel 31 de octubre de 2007, Flor del Campo poco a poco han ido tejiendo comunidad, construyendo y materializando sueños, transformando espacios, momentos complejos, y empoderándose de su realidad.
“Su gente es colaboradora, participativa, comprometida con el avance de su comunidad y empoderada por cambiar el imaginario colectivo, típico de los barrios populares, en estos espacios también convergen personas admirables, personas que le ponen el alma a su barrio y contribuyen para que este cada día sea mejor”, expresó una trabajadora social que labora en el sector.
Con apoyo de profesionales de la institución educativa Clemente Manuel Zabala y la organización Fe y Alegría, en el marco del décimo aniversario del barrio, y con participación de líderes y lideresas del sector, se realizaron acciones y actividades “para el fortalecimiento y estrechamiento de lazos comunitario que le permitiera a sus habitantes recordar esa fecha histórica”, dijeron los organizadores.
Dentro de esas actividades se destacó el campeonato de microfutbol “construyendo sueños” conformado por un equipo de jóvenes de cada manzana del barrio, que le están apostando a la acabar con el imaginario colectivo que se tiene frente a los barrios populares.
“Su gente, sus jóvenes, están demostrando que ellos también pueden aportar a la transformación de su comunidad a través del deporte, herramienta para la construcción de paz, demostrando que existen otros caminos para salir adelante y ofrecer procesos de transformación comunitaria, pues en Flor del Campo no solo hay problemáticas sociales, como en todos los barrios, también hay procesos y aportes de transformación comunitaria”, expresaron los organizadores de las actividades.
“La finalidad del campeonato no es jugar un partido por competencia, por demostrar cual manzana es más importante que la otra, por el contrario es un partido por la vida comunitaria, por estrechar esos lazos convivenciales que muchas veces parecieran inexistentes; son partidos para reconocer que los jóvenes pueden aportar procesos positivos a la comunidad, que son parte importante en la construcción de la ciudad que soñamos todos”, advirtieron.
La semana cultural del barrio culminó este 31 de octubre con esas actividades deportivas.
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