Editorial


La escuela de Juan Gossaín

FE DE ERRATAS: La fecha de inauguración del "Centro de altos estudios de periodismo, Juan Gossaín”, será el 1 de julio y no de junio como erróneamente se dijo en este editorial. Ofrecemos disculpas. *** Las facultades de periodismo –o Comunicación Social, como se llaman desde hace unas décadas-, han mejorado muchísimo en todo el país, incluida la Costa Caribe. En Cartagena hay varias instituciones de educación superior donde toman grado profesionales bien preparados, con bases académicas de calidad suficiente para ejercer el oficio y formarse en él. Las facultades de Comunicación Social de todo el país enfrentan muchos retos, y uno de los más comunes es la poca afición por la lectura de la mayoría de sus estudiantes, quizá porque los libros tienen demasiada competencia en esta época del Internet y demás tecnologías de la comunicación. Pero a pesar de todos los avances tecnológicos, aún no tenemos un recurso mejor para aprender a escribir, que leer las obras de quienes redactan bien. Leer podría ser el antídoto contra la práctica creciente del español cursi, o “Cursiñol”, ese mal sustituto del idioma castellano, que lo desvirtúa con cada palabra y expresión. En este espacio hemos dado ejemplos de las muletillas y lugares comunes que se riegan en el habla diaria de los colombianos e hispanoparlantes, generalizada por la velocidad de las comunicaciones. Al pobre verbo hacer, por ejemplo, se le cuelgan infinidad de apéndices para construir las muletillas con que atiborramos el lenguaje escrito y hablado: hacer entrega de, en vez de entregar; hacer rendición de cuentas, en vez de rendirlas; hacer caso omiso de, en vez de desobedecer; y la campeona, hacer presencia, en vez de ir. Suponemos que pronto alguien patentará el esperpento opuesto, y “hará ausencia” cuando no pueda llegar, o quizá “deshará presencia”. ¡Todo es posible entre los practicantes del Cursiñol! En la Costa Caribe tenemos una dificultad adicional, y es que con frecuencia escribimos como hablamos, lo que equivale a comernos eses y erres, y a dejar en singular las concordancias que deberían ir en plural. Es hora de que quienes enseñan en las facultades de Comunicación y quienes ejercen la profesión en medios impresos, radio y TV, intenten una purga para desterrar el Cursiñol, además de una campaña para que nuestros estudiantes y comunicadores lean más obras cumbre de la lengua, como una manera de hacer mejor el oficio, además de oxigenarse en medio de la reportería y las horas de cierre. Menos mal que a Juan Gossaín, a quien no le parecen suficientes varias décadas de madrugar ante los micrófonos de la radio, le sobran ánimos para el proyecto que inaugurará el 1 de junio: el “Centro de altos estudios de periodismo, Juan Gossaín”, que según dice en su página electrónica (www.centrojuangossain.com), no pretende establecer otra facultad de Comunicación, sino “ser un escenario de aprendizaje superior, de discusiones de fondo en el que expositores de trayectoria reconocida puedan conducir hacia una manera nueva de ver el periodismo”. Este nuevo emprendimiento del periodista veterano nos hace pensar que si su jubilación de la radio estuviere cercana, seguiría imbuido en el oficio que más le gusta: contar el cuento, pero también, enseñar a contarlo.

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