Editorial


A cultivar el boom turístico

Hace 8 años, la palabra Colombia inspiraba el pánico en los viajeros internacionales. Si acaso venían, era por obligación. Ahora las cosas cambiaron gracias a la seguridad democrática y a la labor incansable del ministro Luis Guillermo Plata y su equipo de Proexport. Debido a su labor, y en algunos casos directamente a la del presidente Álvaro Uribe, Colombia fue el país de América Latina cuyo turismo creció más (10,7%), según el Latin Business Chronicle, un récord que nunca habíamos logrado. No somos el país que recibe más turistas en números absolutos, ni más visitantes per cápita, privilegio que corresponde a Uruguay. Uruguay recibió 2 millones de turistas, 7% más que el año anterior, y que equivalen al 61,4% de su propia población. Colombia, en cambio, tuvo 1.354.000 llegadas internacionales. El país que más creció en ingresos fue Nicaragua (25,4%), equivalente a 346 millones de dólares. Este guarismo para Colombia es de 2.000 millones de dólares (es el tercero más alto de América Latina), que representa un incremento de 8,5% sobre el año anterior. En puntos totales, los campeones del turismo fueron Uruguay, República Dominicana, Panamá, Costa Rica y Cuba. Brasil ocupa el último lugar en el índice porque sus ingresos y llegadas son demasiado bajos comparados con su Producto Interno Bruto (PIB) y población, según el Latin Business Chronicle. Los mejores en este rubro fueron República Dominicana (8,7%), Costa Rica (7,1 %) y Panamá (6%). México sigue siendo el país con mayores llegadas e ingresos, pero son apenas el 1,3% de su PIB. Es previsible que su violencia narcoterrorista le reste muchísimas llegadas e ingresos a partir de este año. La situación de México se parece a la de Colombia en los años terribles de la narcoviolencia de Pablo Escobar, después “perfeccionada” por los asesinatos y secuestros de los grupos armados ilegales, especialmente de las Farc, dueños de las carreteras y de muchas ciudades, que asolaban con impunidad. Todo comenzó a cambiar con la infamia y burla de las Farc en El Caguán, cuyo símbolo fue la Silla Vacía, cuando alias Tirofijo dejó plantado a Andrés Pastrana y el país corroboró que esta era una guerrilla farsante, mentirosa y engreída, sin ánimos de paz. De allí nació el Plan Colombia bajo Pastrana, luego expandido exponencialmente por Álvaro Uribe. Colombia tiene que cultivar el turismo con esmero porque es una de las industrias más productivas del mundo. Exige muchas condiciones: buenos aeropuertos y frecuencias de vuelos internacionales; carreteras y calles óptimas; transporte público eficiente; restaurantes, hoteles y demás servicios sobresalientes; playas y calles tranquilas, sin acoso de informales; y mucha seguridad. Pero la seguridad, superada la etapa militar contra los grupos armados ilegales, depende principalmente del bienestar de la población, la única fuente duradera de la paz. Para que el turismo siga creciendo en Colombia, es indispensable que la población urbana y rural tenga buena calidad de vida. Lo demás vendrá por añadidura.

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