El panorama de nuestro planeta, presentado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en un informe publicado ayer con ocasión del Día Mundial de la Biodiversidad, es desolador. El deterioro ambiental y la desaparición de especies animales y vegetales avanzan más rápido de lo previsto, pese a los compromisos internacionales. “Las estadísticas indican que la biodiversidad se está viniendo a pique”, dice la ONU en el informe, en que se retoman las grandes líneas del documento publicado el 10 de mayo pasado, que indica la existencia de cierto límite, más allá del cual, la tendencia es irreversible. La reducción de la biodiversidad no es un sofisticado asunto de extravagantes ambientalistas, sino una tragedia que irá aumentando el hambre y la pobreza cada vez más, porque con la desaparición de especies, también desaparecen fuentes de subsistencia para los seres humanos. Pavan Sukhdev, el economista indio encargado del programa “Economía Verde” (que hace parte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente – PNUMA) dice en un informe publicado en la página de ese organismo, que la desaparición de 13 millones de hectáreas de bosque cada año pone en peligro la subsistencia de 1.600 millones de personas que viven de la madera y los productos forestales y que la reducción dramática de las especies marinas por la pesca descontrolada podría causar una hambruna sin precedentes entre los 1.000 millones de seres humanos que dependen del pescado para alimentarse El director del PNUMA, Stuart Butchart, reveló a finales del mes pasado que la evaluación hecha sobre la eficacia de los programas para proteger la biodiversidad, “muestra que los gobiernos no cumplieron con los compromisos adoptados en 2002, y la biodiversidad sigue perdiéndose a un ritmo más veloz que nunca”. Los científicos han identificado 1,9 millones de especies (animales, vegetales, microorganismos, virus y bacterias, pero se calcula que la tierra tiene en realidad entre 10 y 30 millones de especies. Sin embargo, al ritmo actual de pérdida, que es 100 veces más rápido que el de la extinción natural, en 50 años la mitad de esas especies estaría desaparecida. Su variedad topográfica hace de Colombia un país privilegiado para la biodiversidad. Las tres cordilleras, la diversidad de climas y las múltiples clases de suelos definen grandes regiones naturales de Colombia como el Caribe, el Pacífico, la zona Andina, la Amazonía o la Orinoquia. Esta recia personalidad geográfica que ha producido decenas de miles de especies animales y vegetales, unida a la enorme variedad antropológica, requiere que se pongan en marcha programas urgentes de protección, distintos para cada región, enmarcados en una política integral que tenga en cuenta la diversidad de grupos étnicos, las actividades económicas y su potencialidad en el futuro del planeta. En la Amazonía, por ejemplo, debe controlarse la colonización y proteger las especies vegetales; en la Orinoquia hay que recuperar las cuentas de los ríos caudalosos; en el Caribe, es urgente rescatar y proteger las ciénagas, lagunas y otros cuerpos de agua. En resumen, es imperativo que se ponga en marcha un plan de preservación y de ordenamiento territorial que permita el desarrollo sustentable, sin arrasar con la riqueza natural. ¿Por qué los candidatos presidenciales no se han pronunciado sobre este tema, si se volvió prioritario en el mundo?
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