Editorial


¿Caerá nieve sobre Cartagena?

Hace pocos años, una película realizada por los grandes estudios de Hollywood estremeció a los espectadores del mundo entero con sus imágenes apocalípticas sobre los efectos del clima desbocado, en un mundo que no quiso prestarle atención a las advertencias de los científicos sobre el calentamiento global. “El día después de mañana”, dirigida por Roland Emerich, cuenta lo que podría ocurrir en cualquier momento, si los gases invernadero siguen emitiéndose sin control y si no se frena el consumismo desaforado y el uso irresponsable de los recursos energéticos. Hay una escena particularmente dramática, en las calles de Tokio, sobre las cuales cae un granizo demoledor, una lluvia de trozos enormes de hielo, que rompen los techos de los carros, arrancan pedazos de casas y edificios, y matan a quienes no buscaron refugio a tiempo. La madrugada del pasado sábado, el corregimiento de Piñalito, jurisdicción del municipio de Magangué, en Bolívar, comprobó en carne propia que esta escena, a pesar de lo impactante y aterradora, no era simplemente una ficción nacida de la mente fantasiosa de los guionistas del cine, sino la cruda realidad, que muchos ecologistas nos han pronosticado desde hace más de 10 años. Todavía no hay señales que indiquen la inminencia de una mega tormenta global que congele el planeta, o de una avalancha de tsunamis sucesivos que arrasen las ciudades más grandes del planeta, pero sí se han presentado fenómenos meteorológicos que se acercan a los desastres inventados por el cine. En Piñalito, la granizada, acompañada de un vendaval fuerte, dañó los techos de 65 viviendas. En una localidad cuya temperatura promedio es de 35 grados centígrados durante todo el año, la caída de granizo es un fenómeno nunca antes visto, imposible de prever porque en su situación geográfica, la probabilidad de que ocurra es ínfima. ¿Sería raro que cayera nieve en Cartagena? En otros países y regiones del mundo, incluyendo a Colombia, también han ocurrido fenómenos atmosféricos inusitados en los últimos 10 años, que indican el trastrocamiento total de las temporadas climáticas –como inviernos desaforados y largos, sequías y calores inconcebibles, huracanes y ciclones sin explicación, cuyos efectos son cada vez más devastadores. Es hora, entonces, de actuar contra el calentamiento global desde nuestras áreas de influencia, desde nuestras casas y desde nuestra vida cotidiana. Usemos bombillas de bajo consumo energético, reemplazar los secadores de ropa por el sol y utilizar menos aparatos eléctricos; comprar alimentos frescos y no congelados; reducir la producción de basura eliminando envases o bolsas desechables; usar menos el carro y sembrar árboles. La suma de pequeñas acciones dará resultados exitosos.

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