Una de las cinco torres del proyecto Aquarela, que se alza en el barrio Torices, a escasos 200 metros del Castillo San Felipe, sigue en el ojo del huracán. La batalla jurídica entre el Distrito y la Sociedad Promotora Calle 47 S.A.S., dueña de esta obra, apenas comienza y, la presión social que ejercen ciudadanos, gremios y entes de control tienen en vilo el futuro del proyecto.
El Ministerio de Cultura, la Procuraduría General, y gremios como la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena (SMPC) y la Sociedad Colombiana de Arquitectos insisten que la torre debe ser demolida pues afecta la visual del Castillo, constituido como Patrimonio Cultural de la Humanidad. (Lea aquí: "Pedí celeridad a Planeación para entregar informe sobre Aquarela": Wong)
Pero, si la obra no pudiera continuar...¿Qué pasaría con los compradores? Y además, ¿Cómo se efectuaría la demolición de la torre?, ¿Cómo se debe preparar la ciudad para este proceso?; El Universal habló con propietarios de apartamentos y con un experto de Demoliciones Atila Implosión, firma encargada de realizar este tipo de trabajos en diferentes regiones de Colombia, quién resolvió nuestras inquietudes sobre un procedimiento de este tipo.
¿Cómo se haría?
Para empezar, las autoridades en Cartagena deben definir si de llegarse a demoler el Aquarela, cual sería el procedimiento más acertado para derribar esta torre: una demolición manual o una implosión.
Hernán Velasco, ingeniero de Demoliciones Atila, define la implosión como una “serie de voladuras controladas con el fin de derribar o demoler una estructura para que esta caiga en la dirección o en el espacio que se desee, que no cause ningún daño y preserve al máximo la protección del medio ambiente”.
El experto asegura que esta sería la mejor opción para el derribamiento, puesto que la demolición manual genera un costo ambiental y económico más alto. “un edificio de 25 pisos, por ejemplo, para demolerlo a mano (martillos percutores hidráulicos) se puede tardar entre 8 a 10 meses”.
Frente a cómo debe prepararse la ciudad, Velasco explicó que son varios los requerimientos a la hora de realizar una implosión en un municipio o región. (Lea aquí: Piden demolición del edificio Aquarela)
Lo primero es realizar un análisis y evaluación de riesgos en detalle con el respectivo plan de contingencia, previo a una serie de estudios y cálculos de la implosión, que determinen que no haya lugar a errores.
De igual forma se deben realizar actas de vecindad acompañadas de un testimonio fotográfico y firmadas por el dueño o residente de la propiedad adyacentes al sitio de implosión, como mínimo 75 metros a la redonda.
"Es clave el manejo de fauna doméstica y silvestre, para ello, es indispensable un censo detallado de los animales vivientes dentro del perímetro de afectación directa de la implosión para que se efectué la evacuación de las mascotas y el alejamiento temporal de la fauna silvestre", expuso.
Pero esto no es todo, para resumir también se necesita: un plan de manejo de tránsito, y la socialización y sensibilización con la comunidad por parte de la empresa encargada de la implosión.
“Deben pensar en nosotros”: compradores
El complejo habitacional Aquarela contempla la construcción de cinco torres de apartamentos desde 43 m2 hasta 56 m². De acuerdo con la información suministrada por la promotora, hasta la suspensión de la obra, los apartamentos habían sido adquiridos por más de 900 familias que invirtieron sus recursos, atendiendo el sueño de tener una vivienda de interés social digna, con servicios públicos y ubicación privilegiada.(Lea aquí: Procuraduría exige a la Alcaldía no seguir dilatando decisiones sobre Aquarela)
El solo hecho de pensar en que el proyecto sea ‘demolido’ los deja vulnerables frente a la culminación de ese sueño, por eso piden a las autoridades pensar en el bienestar de sus familias.
Erika Blanquisett, se enamoró del proyecto Aquarela por su ubicación y las referencias que ya tenía de un proyecto anterior de la constructora. Tras conocer el apartamento modelo, se puso como objetivo cumplir los requisitos, y con sacrifico y constancia pagó las cuotas económicas hasta adquirirlo.
“Desde que se paró la obra, mis planes de vida se han frustrado, pues era mi sueño de tener vivienda propia, la cual cancela uno con mucho sacrificio, dejando de tener muchas cosas, que se quedan paralizadas sencillamente porque el Distrito o el estado no nos han acompañado. Sé que la constructora tiene toda su documentación en regla y sus permisos, pero sí sentimos abandono por parte de las autoridades porque hasta ahora no hay solución”, dice.
La mujer, madre de familia y trabajadora confía en que la construcción de la urbanización no afectará el turismo ni la visual en el Castillo San Felipe.
“Siento que a las autoridades no les interesa que más de 900 familias se queden sin su vivienda. A ellos no les interesa la cantidad de trabajadores que iban a estar allí. Y me pregunto ¿será que el construirse estas torres dejaría de llegar gente a conocer el Castillo San Felipe?, porque el turista que viene llega a conocer y eso es lo importante”, sostuvo.
“Si el Aquarela no pudiera continuar nos afectaría muchísimo como familia, porque uno tiene trazado que en ese lugar sería su hogar y que se cumplen muchas condiciones como la ubicación por ejemplo, de estar cerca a colegios, a lugares de trabajo. Considero que esta torre no afecta la visual del Castillo y que no es necesario que sea demolida”, dijo Juanita Pardo, otra compradora.
La posición de Aquarela
A finales de agosto, el juez primero Penal del circuito confirmó en segunda instancia la libertad del representante legal de la Promotora Calle 47 S.A.S. y gerente de Aquarela, Lucas Tamayo, así como la del arquitecto Claudio Restrepo, quienes fueron declarados inocentes frente a los delitos imputados de urbanización ilegal y daño en los recursos naturales.
Por su parte, hace cuatro días, el Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo Flórez, calificó de inaudita la actitud asumida por la Alcaldía de Cartagena, al no permitir avanzar el proceso policivo que busca la recuperación del espacio público y la protección del patrimonio histórico.
Frente a esto, la Promotora sostiene que “el Gobierno otorgó las licencias de construcción y deben responder por el otorgamiento de sus licencias. A nosotros nos urge que estas acciones jurídicas avancen y por vamos atender todos los requerimientos legales”.
Y reitera que van a continuar la batalla jurídica para que el proyecto “llegue a feliz término, atendiendo siempre los intereses de los compradores. De requerirse alternativas diferentes, las mismas serán estudiadas en la medida que los procesos jurídicos avancen”.
Se espera que el próximo 19 de septiembre se cumpla la audiencia policiva que dio origen al sellamiento de la obra, y que hace parte de las siete que ya se han efectuado.
Controversia
Anoche, a través de un comunicado de prensa, Promotora Calle 47 informó que “el dictamen de Planeación Distrital filtrado a algunos medios de comunicación, según el cual la Torre uno del proyecto Aquarela excedió el terreno de construcción, no ha sido aún discutido en audiencia y no es, por tanto, un informe concluyente”.
Agrega que “contrario al dictamen de Planeación Distrital, el informe oficial del Instituto Geográfico Agustín Codazzi concluye que la Torre uno de Aquarela se construye conforme a los planos establecidos en la licencia”. El dictamen de Planeación se discutirá en la audiencia policiva.
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