Una guitarra empieza a sonar y dos cuerpos se acercan, la distancia se acorta cuando la batería entra en escena y a los pocos segundos están danzando en un cortejo sensual que relaja sus músculos, dejándose llevar por el ritmo cadencioso.
La voz principal dice que las mujeres de ahora ya no están comiendo cuento y una muchacha, que está sentada, se levanta para soltar su sabor caribe con pases característicos de un ritmo musical al que se le conoce nacional e internacionalmente como champeta.
Con un swing pegajoso y atrayente, la champeta es una de las marcas que caracterizan a Cartagena. Al escuchar una de estas canciones, es imposible no pensar en su brisa, en su mar y en su gente. Q’hubo habló con algunos de sus exponentes y con un músico y productor palenquero, quienes nos contaron de los orígenes, el desarrollo y el futuro de este ritmo afrodescendiente.
EL NACIMIENTO
A una hora y media de Cartagena, en un aula de clases, un grupo de niños comparte con su maestro una tarde musical; el objetivo: recuperar los ritmos africanos en la música palenquera. El profesor es Alí Navarro Salas, músico y productor palenquero, quien asegura que aunque la champeta se originó en San Basilio de Palenque, hoy esta solo conserva un 20% de los ritmos autóctonos por los elementos que se le han agregado.
“Aquí hacemos la Chalusonga, algo similar al Soukous africano, y en un principio, la champeta tenía estos elementos. De estos inicios se conocen artistas como Viviano Torres y Justo Valdez, nacidos en San Basilio.
LA TERAPIA
Hace veinte años a la champeta le decían Terapia, la razón, comenta Viviano Torres, Anne Swing, es que para promocionar los primeros discos de champeta quisieron venderla con su baile. “Al baile de la champeta se le dice Terapia, porque relaja. Entonces yo me puse a bailarla y me dijeron: ‘¿eso cómo se llama?’ Terapia. Y le pusieron ese nombre a la música”.
Aunque siempre aclaró que la Terapia como ritmo no existía, los términos Terapia criolla y Terapia africana fueron adoptados para diferenciar la música africana, de la champeta. Treinta años después, la champeta se halla en un periodo de expansión en la que artistas como Mr Black, Kevin Flórez, Young F, Bazurto All Stars, y muchos otros, la han llevado como símbolo de la ciudad, al resto del país y a otras naciones.
EL FEELING DE LA CHAMPETA
Fredy Harel, de Bazurto All Stars, explica su relación con la champeta de una forma sencilla: “yo estaba fuera del país, al regresar escuché un ritmo afro y me sentí de una en mi tierra. Claro, me dieron ganas de bailar”. Expresiones similares hacen Kevin Flórez y Viviano, quienes la relacionan directamente con la alegría y el sabor caribe.
“Cuando creces escuchando y bailando champeta, esta se convierte en parte de tu identidad. Es nuestra herencia”, comenta Kevin, quien cataloga su champeta como urbana, por la incorporación de otros ritmos como el rap y el dancehall.
PATRIMONIO INTANGIBLE
Resultado de un largo proceso de apropiación y de resistencia social, quienes interpretan este ritmo, lo hacen agregándole los instrumentos y elementos con los que más se identifican, por ello cada champeta suena distinto, pero atrapa por igual. Tal y como lo dicen sus intérpretes, la champeta es una sola y es de Cartagena, aunque esté inspirada en la herencia musical que nos dio la madre África. “Los ritmos de la champeta indican que es algo con la vida del caribe, y el caribe empieza por Cartagena” concluye Viviano Torres.
LA CHAMPETA PERFECTA
Nuestros entrevistados aportaron ingredientes para una buena champeta, este fue el resultado:
Fredy Harel asegura que la guitarra es indispensable para que una champeta suene auténtica, por ser ella la que lleva la melodía. Viviano Torres dice que el tambor o la conga, para sentir la conexión con los ritmos de los que nació, como la Chalupa y el Soukous. Alí Navarro agrega el canto al amor, pero también a las realidades sociales. Kevin asegura que debe ser libre, todos los géneros tienden a evolucionar.
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