S.O.S COLOMBIA


La situación que padece Colombia merece ser analizada desde diferentes  percepciones, pero especialmente por quienes de una u otra forma viven una cotidianidad lacerante y denigrante por la corruptela y malversación de nuestra riqueza. Es decir, los ciudadanos comunes  y corrientes; esos de a pies. Los ninguneados y sin voz, porque si  levantan sus cervices son desaparecidos o estigmatizados.

Es la hora de no seguir con la apatía en la participación de la vida política del país, no  eligiendo, en este caso,  a los que roban los presupuestos de educación, salud y vivienda, porque seguiríamos dándole patente de corso a estas  “ratas siberianas” que han postrado al país con sus comportamientos perversos y antidemocráticos.

Es bueno analizar que, ante esa realidad reconozcamos que existen personas que por su pensamiento y manera de ver el mundo  asumen una postura crítica y plasman de manera sencilla y sin ataduras sus opiniones con el objetivos de sentar su voz de protesta a pesar de los señalamientos y persecuciones, tal es el caso de un simple dibujo o caricatura que con sus múltiples connotaciones significativas recoge el concepto que se tiene de los que intentan gobernarnos durante los siguientes años.  

La caricatura es diciente y recoge la percepción que tienen algunas personas que habitamos este país. Son cuatro rectángulos caricaturescos de los cartones de Garzón, publicados el diez de mayo en el periódico el Espectador, dibujando la realidad del momento a través de una metáfora visual: la carrera de las elecciones en nuestro país.

Los dibujos representan a tres competidores o “atletas cacos o ladrones” por los antifaces que llevan, situados en el punto de partida con las mejores opciones para ganar la carrera; allí aparece una flor, una “C”, la “U” y el tronco de un supuesto hombre con la mano en el pecho del lado del corazón. Como se percibe, los atletas  llevan antifaces y se encuentran dispuestos alcanzar la meta, la cual es el periodo de gobierno 2014 a 2018. Pero lo interesante es que el caricaturista representa la meta con una gran bolsa amarrada donde aparecen los años anteriormente señalados y en el centro un gran signo pesos.  Tal vez es el signo de la riqueza de Colombia que “los Cacos” se llevarán en detrimento de los demás.

En el último rectángulo de la caricatura ninguno de los competidores  gana la carrera, puesto que cada uno de ellos sale por su lado  cargando pequeñas bolsas con sus respectivos premios. Esto es, no hay un ganador porque cada uno se ha apropiado de su botín, importándole lo poco o nada que dejan. ¿No será esa la cruda y detestable realidad política-administrativa de una nación amnésica y olvidadiza? En mi concepto, los monicongos con esa actitud metaforizada son la síntesis de una porción representativa de una clase hegemónica y tradicional que lucha por seguir  apoderándose de las riquezas de un país apático y adormecido por la alienación de los escándalos mediáticos, las telenovelas, los realitis y el fútbol mercantilizado. Clase hegemónica que ha sisado durante muchas décadas la arcas de esta hermosa nación.

En sí, la caricatura es una llamado de atención a quienes aún creen en Mesías  que representan a  esa clase política sucia y corrupta que vive del desangre del erario nacional. Porque aún hay personas que persisten en criticar desde cualquier medio la forma tan ruin y sucia de administrar la cosa pública. Es una crítica caustica a los comportamientos político-administrativos de la clase dirigente que se ha olvidado de su función social. Entonces, me he preguntado el porqué no lanzar un S.O.S por Colombia, poniendo en los vehículos públicos y particulares los mismos grafitis que aparecían cuando el Estado venezolano comenzaba a claudicar y a desestabilizarse con el gobierno del presidente Maduro. ¿ no será que siempre estamos mirando lo que sucede en la casa del vecino antes de mirar lo que pasa en la nuestra?

Docente del Distrito de Cartagena de Indias en la Institución Educativa Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y de la Fundación Universitaria Tecnológico Comfenalco.

 

 

 

 

 

 


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