La Música: La Reina Más Hermosa de las Fiestas de la Independencia de Cartagena.


En mi condición de melómano empedernido, me fue imposible dejar pasar inadvertidas las fiestas de la independencia y no evocar aquellos ritmos que una vez, durante un largo período de nuestra historia musical, sonaban en cualquier día del año. Sin embargo, la concepción sobre un progreso mal entendido, la enajenación cultural de la cual somos víctimas los países dependientes, y el cambio drástico de la moral de propietarios de los medios radiales, a la par de la de sus trabajadores, tiraron por la borda, los esfuerzos centenarios de hombres y mujeres, quienes lucharon con sus artes musicales  para dar un sentido propio a nuestra identidad y fortalecer eso que llamamos identidad cultural. Ellos, algunos de los medios de la radio, a quienes me referí en las líneas anteriores, en nombre de una estúpida comercialización del arte, redujeron la música que a diario se escuchaba, en cualquier mes del año, a la “música de noviembre”.

Más  hoy, nada vale llorar ante la leche derramada como en el cuento La Lechera de  La Fontaine-Samaniego, y leamos esta historia, para recuperar y garantizar el disfrute de goce musical permanente de nuestra música popular que pone a gozar, cuando  se escucha, a las generaciones de nuestros padres, la nuestra y la de nuestros hijos, quienes  hoy son muchachos y muchachas  de  30 años y un poquito más.

Nunca dejo de imaginar la noche festiva del 11 de noviembre de1811, hace 207 años, cuando en las casas de la élite criolla de Cartagena, en medio de lujosas fiestas, con ron y manjares de la época, los García de Toledo, Diazgranados, Del Castillo, Cavero, sus familiares, amigos y otros bailaban la Jota, el vals, la contradanza, y la mazurca importada vía Polonia-España y otros ritmos de las VIP.

Mientras, en los ámbitos de la Plaza de la Trinidad, la Plaza de la Independencia, la Plaza de la Proclamación y de la Aduana los hermanos Gutiérrez de Piñeres, Pedro Romero, Cecilio Rojas, el cura Umaña, los Benito Revollo y  el cura Juan de Sotomayor, bailaban con el populacho el currulao de los esclavos y afrodescendientes libres,  la gaita de los indios, que traídos  de las hoy sabanas de Bolívar, Córdoba y Sucre, sobrevivían a la matanza inicial de la conquista y la esclavitud impuesta por los españoles; de igual modo, es posible que no faltara un grupo musical que tocara fandangos, ni gente que lo bailara, con esperma(velas ) y ron blanco, anisado y aguardiente.

Hoy, después de dos siglos y casi una década, la música siempre presente en las fiestas, de independencia que se institucionalizaron desde 1842, esta invención sin par en la historia de la humanidad, ha evolucionado:

El currulao se tornó mapalé, bullarengue, tambora, pajarito, y otros más y se volvió mestizo con los aportes culturales de los africanos y sus descendientes, indios y españoles; la gaita de los indios se volvió cumbia, puya y demás ritmos correlacionados y el fandango sigue siendo el mismo, con su rápido ritmo y el baile sensual de las mujeres con sus polleras y los hombres con sus típicos atuendos.

Ahora, cuando el goce de la independencia superó el horror del costo de la liberación, no queda más que continuar escribiendo  sobre  la música  en su condición de  “reina mundial” de nuestras fiestas de la Independencia, tal como lo manifiestan, por las redes sociales, algunos cartageneros residentes en Roma, Nueva York, Australia, Hong-Kong, Panamá y otros sitios de este “mundo historial”, de acuerdo con Juancho Polo Valencia, quien también aportó mucha alegría con su buena música, en las fiestas, antes y después de ellas.

Por ello, para gozar mejor las fiestas de la independencia, y para responder y reconocer los valiosos aportes de nuestros ancestros que legaron la tradición musical, y de nuestros más inmediatos antecesores, nada mejor que:

Entender que  la llamada “Música de noviembre”, debe ser escuchada a todo lo largo del año; entenderlo y hacerlo, es dar un no rotundo a los farsantes de los medios, que todo pretenden resolver con dinero, sin que medien los valores culturales y mucho menos los valores éticos.

Compartir con amigos, familiares y vecinos el goce celestial de nuestra música popular, siempre alegre, festiva, que revive el ánimo y alarga la vida, pues hoy está comprobado por la ciencia que quien disfruta de la música , vive más largos años y vive con una paz espiritual permanente.

Hacer su propia colección musical en discos de acetato o discos compactos, memoria USB, videos de YouTube, bluetooth, o cualquier otro medio.

Por estas razones, respetando el gusto de ustedes amigos lectores y lectoras les recomiendo parte de mi pequeña colección para que la disfruten hoy, mañana y siempre:

Agite sus células nerviosas y recuerde aquellos merengues originales que en los años 50 interpretaban Ángel Viloria y su Conjunto Típico Cibaeño, cantando Dioris Valladares, aquellos petardos como estos: A lo Oscuro, Consígueme Eso, Vironay, y pare de contar.

Remóntese también a los años 50 y 60 y ponga a sonar las canciones de Aníbal Velásquez: Alicia la Flaca, El Turco Perro, La Cachiporra, El Perro de Juana y  500 más.

No abandone estas décadas y encuéntrese con la banda Sonora de las fiestas novembrinas: Pedro Laza  y sus diversas agrupaciones con Pie Pelúo, El Cebù Remolino, El Barraquete y 200 éxitos más.

Aquí, en el mismo espacio de tiempo, escuche a Rufo Garrido y a Clímaco Sarmiento con: Que Toque Rufo, La Palenquerita, Vuélvelo a Poné y 200 más; Bombo  y Maracas, Palenque Candela y Cumbia Sabrosa del también maestro Clímaco Sarmiento.

Acuérdese, luego  de los años 60 y70, cuando cada año, para estas fechas, salía un disco que se tomaba todos los espacios musicales de la ciudad con: Los Corraleros de Majagual, vocalizando Alfredo Gutiérrez en años sucesivos los superéxitos: Festival en Guararè, La Cañaguatera y la Banda Borracha, entre otros.

* Y para poder terminar, pero sin fecha y sin calendario escuche: Ay Cosita Linda, la Butifarra de Pacho  y Quiero Amanecer con Pacho Galán y su orquesta, a la Par de Lucho Bermúdez, con su inmortal Porro Carmen  de Bolìvar,Colombia Tierra Querida y Porro Sabanero, entre centenares de canciones.

Si en el mundo de la cumbia original  desea ingresar, oiga La Pollera Colorá de Wilson Choperena y haga el trío con: La Cumbia Cienaguera interpretada por el legendario Luis Enrique Martínez(1951) y la Cumbia Sampuesana del conjunto Típico Vallenato; ustedes quedarán impregnados  del tinte más delicioso de las tres mejores cumbias del mundo, así como un día quedé impregnado yo,  en una tertulia cultural- musical invitado por el ilustre hijo de Ciénaga: Delfín Sierra, director de Delfín Estéreo.com de Ciénaga , Magdalena.

Interiorizando en  la época de los 50 encontramos a Lucho Pérez, futura estrella de la Sonora Dinamita, y a Julián Machado, con tal vez la única grabación que realizó, este maestro de la armónica, rindiendo homenaje a la Selección colombiana de béisbol, campeona mundial del año 47 y a Goya, una cumbiambera itinerante entre Cartagena y Turbaco, cuando la conocí el año de la grabación: 1956. Las Cosas de Goya, una verdadera joya, ideal para recordar momentos muy felices de la niñez en las fiestas de antaño.

Para variar un poco el ritmo y encontrarse con ritmos en desuso, le recomiendo el chiquichá de Daniel Santos con Pedro Laza interpretando El Güiro, una legendaria canción de 1958, que rompió los records de sintonía en ese entonces, a través del Lp: Candela, en el cual  sobresalen otros ritmos  como, el merecumbé, la guaracha, el porro, todos ritmos de moda del período, junto con la madre cumbia.

Si desea encontrar una canción más pegajosa, como para  bailarla apretadita con la pareja que ama y desea, busque el Lp. Música Tropical, donde aparece nada menos que el Vasquezon del extinto maestro Ángel Vásquez, a quien le debo un homenaje póstumo, pues en vida, siempre le manifesté mi admiración y apoyo comprando sus discos y animando a sus hijos a seguir adelante, hoy grandes músicos también.

De inmediato trasládese a las canciones que suenan fuertes en el Carnaval de Barranquilla y nuestras fiestas, para encontrar a los incomparables Gaiteros de San Jacinto con la cumbia “Candelaria”, otra de las exquisitas a nivel mundial, y siga con La Vaina ya se formó para agitarse un poco, y luego cójala suave con Josefa Matía, esa que vive en la serranía.

Sin embargo, no pare ahí y siga con La Cumbia Soledeña, tan espectacular como nuestros gaiteros, y de la gaita de las sabanas pase a la flauta de millo de la antigua Tierra Adentro, hoy Atlántico, y goce nada más y nada menos que a Te Olvidé o la Danza del Garabato, vacile a toda velocidad con la Puya Loca, y eleve el ego de la Cartageneidad declamando los versos hermosos que la Soledeña le hizo a Cartagena, en Santo Parrandero:

Con sus fiestas novembrinas

 y su santo San Martín,

llevamos alegría sin fin,

 hasta tus playas marinas…

y son tan bellos y hermosos que Checo Acosta, no vaciló un instante en declamárselos también  a su capital, la querida Barranquilla.

Más escribiendo sobre Checo Acosta, el hijo de Alci Acosta, uno de los grandes boleristas del mundo,  haga sonar  sus grandes éxitos del carnaval y goce 18 petardos de los muy buenos; les recomiendo Cheguaracha con Aníbal Velásquez, Chemapalé con la Cumbia Soledeña, Che corraleros, y que Cante Checo, su Checarnaval, con las canciones de Rufo Garrido, otro de los inmortales cartageneros.

Si no quiere  parar de cantar y bailar, continúe con la música de Cartagena y Barranquilla y haga sonar al Gran Joe Arroyo en Pal carnaval y goce en CD 17  petardos de los muy buenos que tiene el cartagenero que se quedó en La Arenosa; recomendados: Falta la Plata, a dúo con mi amigo el Guachi Meléndez, La Tortuga y Homenaje a Irene Martínez, súper espectaculares.

A propósito de Irene Martínez, júntela con La Niña Emilia y escuche de ellas, tal vez, los más “sonados” en estas fiestas, después de Pedro Laza, por supuesto, y goce tres de cada una: Coroncoro, Congo E, y Currucuchú, de la Niña; Mambaco,Se Va, Se Va y El Lobo, creaciones inmortales de dos grandes señoras, nacidas de la cotidianidad de los Montes de María, que contagian al mundo con su alegría.

Sin embargo, en esta breve mención es infaltable el grupo Son Cartagena, con sus famosos: Buscapiés, Martica y Riega la Bola; son tres y muchos más para continuar la recocha musical de las fiestas.

No obstante, si de infaltables se trata, suene las múltiples “Mezclas Novembrinas”  y escuche y baile muchos petardos novembrinas como El Desorden, Panamá, Tigre en la Montaña, Juventud, Flaca y Loca  las Tapas del  también grande Lisandro Meza, quien con  esta última canción puso a gozar durante mucho tiempo en las fiestas novembrinas, los carnavales y en  muchas fiestas de otras  naciones del mundo.

Si de infaltables se trata, imposible no gozar las fiestas con el porro sabanero de Bolívar, Córdoba y Sucre; por ello el Gran recomendado es el CD. A Golpe de Porro y goce con la Lorenza, María Varilla, La Butaca, Tres Clarinetes y cientos de canciones más.

Todas  a golpe de fandango, puya, porro, y demás ritmos sabaneros que nos regalan grandes maestros y músicos de nuestras sabanas del Bolívar Grande y del Atlántico de los años 50 del siglo pasado, con sus  bandas de viento, pura música popular hecha sabrosura; sin embargo me reservo el derecho de mencionar nombres de bandas, para no caer en la indelicadeza de omitir alguna, pues la lista es interminable.

Para cerrar la musical jornada  y probar otro formato que combina  la música de bandas con letras y canciones de vallenatos viejos y sabrosos, la invitación es a escuchar a las Dinastías en Banda, Con Diomedes, Poncho, Beto Zabaleta, Jorge Oñate, Jorge Celedón, Iván Villazón y otros de los bravos  en el CD “Las Dinastías en Banda” y goce : La Cachucha Bacana, La Trampa y la Perra de Alejo Durán, Mosaico de Porros, espectacular de los Zuleta, Quiero Amanecer, Juventud Flaca  y Loca, La Chambaculera, Ron Pa toel  Mundo, del inimitable Maestro del doble Sentido: el Gran Dolcey Gutiérrez, y pare de contar

 

Ahora, felizmente cansado, después de tanto bailar y cantar y de hacer como El Ñato de Noel Petro en Carnaval, mi sentida y emotiva invitación, a ustedes, mis amigos y amigas lectores y lectoras, es  convertir la mal llamada “Música de Noviembre”, en “Música de todo el año”; es la oportunidad de reivindicarse los programadores de emisoras radiales y televisivas; es el momento de brindar un apoyo solidario, a quienes en su conjunto, durante cientos de años han mantenido, contra huracanes, mareas y tsunamis , nuestra música popular, una de las más bellas y variadas del mundo; es el momento para continuar gozando la vida  de otra manera muy especial: en modo musical.

PD: Faltan muchos otros, entre estos los porros de Antolín Lenes y Lucy González

 

Quedo a la espera de sus positivas respuestas.

Con los afectos de siempre, recargados, este 2018 que se acaba:

 

UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.

Melómano empedernido hasta siempre.

uellesq@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 


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