Baluarte y Calzada de la Media Luna: de Fortaleza Colonial a Basurero Distrital


Baluarte y Calzada de la Media Luna: de Fortaleza  Colonial a Basurero Distrital. (1).

Jamás imaginaron los constructores del complejo de defensa colonial que aquella obra construida hace 387 años para, proteger a la ciudad de los ataques que pudiesen provenir de tierra firme y por donde se proveía a la urbe de los bastimentos diarios necesarios para la cotidiana vida de los cartageneros, se convirtiera  en un monumento, no del patrimonio mundial, sino en un sitio extenso  que rinde  tributo a la desidia de las autoridades que históricamente se han sucedido desde cuando comenzó el deterioro físico del llamado paseo Heredia en el siglo pasado.

Me refiero con exactitud, a la calzada  comprendida entre la llamada puerta de la Media Luna,  y   el pie  del Cerro San Lázaro, todavía sin  el Castillo San  Felipe de Barajas a cuestas.

Dos de los historiadores documentales, de mayor autoridad académica en Colombia, como son Urueta y Piñeres (1912) en su obra Cartagena  y Sus Cercanías escriben que:

Conocimos la primera parte de la ciudad(Isla Karmairí, hoy centro histórico)…y entre Getsemaní y la tierra firme-Pie del Cerro había una serie de puentes de madera que unían entre sí a los diferentes islotes: recordamos el puente de la Media Luna a la salida de la muralla, el puente del Medio –que fue levadizo en un tiempo, colocado en el extremo de la murallita, llamada Revellín, y Puente Calzada que era el último de los tres, uno de cuyos extremos, descansaba ya en tierra firme.

Hoy está todo eso muy variado…los antiguos puentes de que hemos hecho mención, han quedados reducidos a uno solo en apariencia, que está en el mismo punto donde existió el Revellín-demolido-en la mitad de lo que se llama Paseo Heredia, formado en el antiguo camellón, en zigzag, cuyos ángulos entrantes y salientes fueron rellenados. Este camellón que iba desde la puerta de la Media Luna, hasta tierra firme, puede verse todavía en las antiguas fotografías de la entrada a Cartagena, así como la puerta de la Media Luna y el Revellín (P.42).

  Enrique Marco Dorta (1960) toda una autoridad sobre las fortificaciones de la ciudad, describe en su libro: “Cartagena de Indias Puerto Plaza Fuerte” el complejo  defensivo de la siguiente manera:

La única entrada al recinto amurallado de Getsemaní, por la parte opuesta a la entrada a la ciudad, era la puerta de la Media Luna, “camino de Tierra firme y por donde se reciben los bastimentos”. Reformada en el siglo XVIII y derruida hace unos lustros  por exigencias del ensanche urbano.

A ambos lados de una estrecha puerta, unas rampas daban acceso a un baluarte defendido por catorce piezas de artillería. Pasado el pasillo se encontraba un foso, sobre el cual había un puente levadizo; luego otro baluarte, también con foso, y pasad la terraza, un tercer foso  completaba el sistema defensivo.

Este era el complejo defensivo conocido como la fortaleza de la Media Luna, con el baluarte de su nombre,, con una calzada dotada de  un revellín, varios fosos, tres puentes, uno de estos, levadizo, complejo que se extendió desde la referenciada puerta, hasta el pie del Cerro San Lázaro .

Dorta continúa escribiendo:

Así quedó el primitivo arrabal de Getsemaní incorporado al núcleo urbano de Cartagena y defendido también por Murallas y baluartes. Una calzada  cortada por un puente levadizo lo ponía en comunicación con la puerta de San Francisco, entrada al recinto de la ciudad, conocida con el nombre más popular “Puerta del Puente” que todavía prevalece.(P.p139,140).

Getsemaní desde el año 1633, quedó incorporado al entonces entorno urbano de Cartagena, mediante los baluartes de Barahona, Santa Isabel, El Reducto, San José, Santa Bárbara, San Antonio de la Media Luna, y Baluarte  San Miguel de Chambacú.

Hoy, gran parte de estos baluartes y cortinas de murallas coloniales desaparecieron bajo la piqueta algunos, desde finales del siglo XIX, y otros  en las primeras décadas del siglo pasado.

Igual suerte corrió-como ya señalé –el baluarte y la Puerta de la Media Luna y la calzada también referenciada, la cual después de rellenos y obras de ornato se convirtió en el llamado Paseo Heredia, denominado así en un equívoco honor y craso error, al destructor de Karmairí,una de las tantas aldeas victimadas pertenecientes a nuestros antepasados amerindios.

Germán Fonseca Castillo, un amigo y estudioso meritorio de las fortificaciones coloniales de Cartagena, amplía la información sobre estos episodios:

“Bajo el argumento cierto de poder conectar vehicularmente la ciudad, con su territorio continental fue demolido el puente fortificado y Revellín de la Media Luna, para construir la calzada del Puente Heredia, autorizado por la ley 21 de 1883.

Hacia 1887 cae el Revellín de la Tenaza, que cerraba  la salida a El Cabrero; los materiales extraídos sirvieron para construir, en el mismo sector, la escollera  de defensa de los mares de leva. Le siguió en 1883 la demolición de los baluartes  de San Antonio, Santa Teresa, y Santa Bárbara que formaban la Puerta de tierra de la Media Luna. Despuntando  el siglo XX son derribadas las defensas de Getsemaní por El Arsenal, para hacer galerías anexas al recién construido mercado público; así desaparecieron los baluartes de Barahona y Santa Isabel y las cortinas que le unían, y es mutilado el de San Lázaro” (El Reducto). (A Tumbar se dijo. eluniversal.com. mayo 19 .2013.)

De esta manera, con el paso de los años del pasado siglo y del presente, se fue degradando el sitio histórico, hasta llegar al culmen de pretender derribar el viejo puente, para dar paso a un  malogrado proyecto de  las acuavías en la ciudad, en los primeros años de los 90 del siglo pasado.

Sin embargo, el hallazgo de testigos arquitectónicos coloniales, al pretender derruir las ruinas restantes, desató el clamor ciudadano, liderado por el Centro de Historia Cartagena de Indias conformado por arquitectos, ingenieros estudiosos e historiadores de la ciudad; el clamor y la firme posición  de los protestantes, mandó al traste las pretensiones oficiales…CONTINUARÁ…

Con los afectos de siempre, muy recargados este 2018.

UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.

uellesq@hotmail.com.


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