Breve desagravio a una dama roja


Antes de saber a qué sabía, fue el rojo lo que me atrajo. Un rojo de satín bajo una piel de cristal. La nota precisa en el pentagrama de colores: un rojo eterno y elemental.

Pero los tiempos que corren no admiten demora, y la demanda es inoportuna y feroz. Así que se hizo necesario trasquilarle la cabellera a la prosa y dejarla de un trágico estilo militar; porque el tendero no sabe sino de urgencias menudeadas. Un mercachifle insolente que no ve más allá del vidrio y las letras blancas.

Con esa misma negligencia rencorosa con que un estibador carga un piano, el tendero me trae lo que él entiende como una botella ─bella dama de curvas renacentistas─, pero antes me exige el pago por adelantado.

Tenga y quédese con el cambio, tendero desalmado; pero tráigame entonces un pan de queso que es el complemento legítimo para esta Kola Román, bella dama que usted agravia cuando insiste en ponerla al mismo nivel de las demás gaseosas.

@xnulex


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