Apostarle a la Decencia!


Se firmó el Acuerdo de Paz y eso trajo consigo desafortunadamente más polarización política por cuanto son muchos los que usaron el discurso de la guerra para sacar réditos electorales, de tal suerte que el país que vive obnubilado creía que todos los problemas del país tenían un solo nombre: FARC.

Aun cuando estamos en etapa de transición hacia la Paz seguiremos por mucho tiempo escuchando posiciones antagónicas con respecto al discurso del postconflicto y la Paz con Justicia Social porque esos personajes de la política así como hablan así hacen sus apuestas, para ellos entre el dicho y el hecho no hay mucho trecho y por eso son coherentes en lo suyo. Va de cuenta del ciudadano común si cree y asume este discurso como parte de su proyecto de vida porque simplemente es regodearse en la cultura política de la muerte por siempre.

En la otra orilla de este momento histórico estamos los que creemos y hemos hecho una apuesta coherente y decente en favor del silencio de los fusiles y que junto con ello se devele la verdad sobre lo que más allá de una guerra fratricida hay como abono para tanta pobreza y exclusión social: la corrupción en todas sus versiones. Estoy segura que somos mayoría, solo que no lo sabemos.

Quienes estamos por una política de la vida hoy sabemos que solo el discurso bien argumentado y con evidencias no será suficiente para tener la oportunidad de generar y establecer profundas transformaciones sociales en el ámbito de la economía-salud-educación-justicia para nuestra nación; será necesaria toda una pléyade de legisladores en cámara alta y baja para que lo soñado y determinado sea posible. En pocas palabras Congresistas y Representantes de inobjetable ética política. En lenguaje común, gente decente y de eso hay mucho en nuestro país solo que en la lógica de los señores de la guerra ese imaginario de un país corrupto y corruptible se instaló con buena ayuda de los medios de comunicación cooptados por ellos, y nos hemos creído que el cuidado y respeto por lo público no es posible porque todos somos susceptibles de sufrir el cáncer de la corrupción.
Es hora de hurgar con ojo clínico para ubicar certeramente a todos esos candidatos-as que podemos llamar DECENTES, los cuales son garantía que si será posible una Colombia Humana con Justicia Social.
En todos los partidos alternativos hay candidatos-as decentes y es con esas personas que será posible una agenda legislativa a partir del 2018 que nos coloque en la ruta hacia vivir y no hablar de Paz y Reconciliación-Humanidad-Prosperidad y confianza en el futuro.

No se nos debe olvidar que entre la orilla de los que le siguen apostando a la guerra y los que le apostamos a la vida, están los que se mimetizan con discursos y acciones pseudo humanistas pero que representan el brazo político de las mafias y financistas que sin escrúpulo alguno se han robado todo lo que es posible y más. Hasta la esperanza. Esos-as al igual que los señores de la guerra, merecen también nuestro castigo político dejándolos viendo un chispero el día de las elecciones legislativas, porque gracias a su falta de humanidad no tenemos los estándares de calidad de vida que todo ser humano requiere para que su vida sea digna y feliz. Ellos han fortalecido a todos los gobernantes que desde hace más de 200 años han estado de espaldas a las necesidades reales de nuestra nación.

Es tiempo de ser coherente y para ello entre el decir y hacer, aunque el trecho pareciera difícil , la Historia hoy nos demanda apostarle a ejercer el derecho a votar con la mente clara y el corazón emocionado porque elegiremos personas que en mayoría somos parte de este pueblo decente.

Recuerde ese día: Pueblo decente vota decente.


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