Aproximaciones al Ideario Cartagenero


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(Fotografía tomada de Google Imágenes).

El 1 de junio del año en curso se celebró en Cartagena de Indias los 484 años desde su fundación por el español Pedro de Heredia. Oficiales de la Armada Nacional rindieron tributo al conquistador español y, por otro lado, activistas de Derechos Humanos en la ciudad y diversos ciudadanos manifestaron sus diferencias por las redes sociales. El poder mediático del Poder Público ha servido para asentar en el país aquel sentimiento de agradecimiento y, en cierto sentido, de veneración a España por haber erigido nuestro país. En el caso de Cartagena, la administración distrital venera Pedro de Heredia, quien fundó una ciudad que ahora llaman heroica precisamente por haberse sublevado ante el gobierno español (una ligera incoherencia sobre la memoria histórica).

El revuelo que ha tomado esta discusión ha llevado a muchos a utilizar frases como “más costeño que…”, tratando de dibujar así la aparente verdadera identidad cartagenera. Sin embargo, es evidente notar que lo más destacado, en relación al “ser-costeño”, es el hablar golpeado, el quejarse por el calor, el beber Kola Román, entre otras cosas de lo que llamamos la cultura popular. Es decir, el cartagenero parece identificarse con una cultura popular que se deja llevar por gustos, costumbrismos y hábitos de consumo realmente vacíos si se los analiza con detenimiento. Por otro lado, algunos prefirieron realizar homenajes a antepasados indígenas o afrodescendientes tratando de reivindicar otra historia de las luchas por la independencia.

Sin ahondar en demasía sobre este asunto del cumpleaños de Cartagena y sobre las distintas manifestaciones que se realizaron el 1 de junio, es evidente notar que todas estas posturas (el homenaje a Heredia, a los indígenas y afrodescendientes, la oda al costumbrismo y la cultura popular) sólo dejan entrever lo poco definido que está la identidad cartagenera. Mientras algunos siguen pensando que estar relacionado con los españoles es indicador de alguna superioridad social, racial o espiritual, otros creen que por recordar a ciertos personajes indígenas y afros ya han limpiado su identidad, reafirmándose como caribes.

Lo cierto es que el cartagenero no puede ser ni español, ni indígena, ni negro; mientras sigamos tratando de clasificar al costeño en esos tres grupos étnicos, seguiremos dibujando laberintos sobre la arena de la playa. Si buscamos identificar el ser cartagenero con el consumo de la Kola Román y el hablar golpeado, entonces ¿cómo podremos tratar de entender el porqué de la corrupción local? Parece que poco nos fijamos en el gran potencial humano e intelectual de los cartageneros, en ese impulso creativo de muchos artistas, pensadores e incluso científicos de nuestra ciudad. No nos fijamos en el hecho de que nos hemos convertido en ciudad permisiva con la delincuencia en las altas esferas del poder político. En una nota publicada por El Universal el 31 de mayo, en la cual se habla de la programación que tiene preparada la Administración Distrital para la pasada celebración del 1 de junio, se afirma lo siguiente: “No te debes perder estas actividades, debes sentirte orgulloso de esta ciudad, porque a pesar de sus problemas es el lugar que te vio crecer, te dio la oportunidad de estudiar, trabajar y tener un familia, así que siéntete orgulloso y prográmate para una celebración con música, baile, caravanas, ceremonia religiosa, conversatorios y mucho más. No te quedes en casa, sal y disfruta”.

Sería bueno retener la siguiente frase “a pesar de sus problemas”… es decir, a pesar de que las administraciones de turno sean corruptas, a pesar de que aquí se realice segregación social e incluso racial, a pesar de la corrupción y las injusticias laborales, a pesar de la explotación sexual y el micro-tráfico de drogas, a pesar de que nuestros alcaldes sirvan a intereses de grupos políticos hipócritas y no al pueblo, a pesar… a pesar… a pesar… “debes sentirte orgulloso de esta ciudad”… ¡Pues no! ¿Cómo sentirse orgulloso de una ciudad enferma y que esconde su enfermedad entre maquillajes y pompas para quedar bien ante el extranjero? ¿Cómo sentirse orgulloso de una sociedad que está mal? No podemos permitir sentirnos cómodos y felices con una ciudad que hace las cosas a medias, donde se roban entre el 50 y 70% de las inversiones públicas, dejándonos a los ciudadanos con problemas absurdos como las filtraciones de agua en el famoso y supuestamente innovador túnel de Crespo (sólo por dar un ejemplo). ¿Cómo ser feliz en una ciudad donde si no eres lambón es probable que no consigas trabajo?

¿Cómo podemos reducir la identidad cartagenera a las categorías de españoles, indígenas y negros cuando aquí estamos descendientes también de los sirios, libaneses, palestinos e incluso judíos? ¿Cómo limitarnos a 3 poblaciones cuando actualmente hay también descendientes de italianos, franceses, alemanes, holandeses, norteamericanos, mexicanos, argentinos, chilenos, chinos? ¿Será que todos aquellos que no somos ni españoles, ni indígenas, ni negros, no podemos ser cartageneros? En definitiva, no podemos resumir el ser cartagenero por la procedencia geográfica de las personas, algo más debe definir esta identidad. ¿Es condición necesaria hablar golpeado, tomar Kola Román, comer boli, cucayo, arroz de coco y pesca’o, ser bailador o bailarín y quejarse del calor para ser cartagenero?

La Alcaldía de Cartagena gasta presupuestos de la Cultura realizando homenajes, bailes y shows, organizando todo un andamiaje del entretenimiento… nuestros antepasados y próceres de la independencia (ya sean criollos, indígenas o negros) no necesitan tanto homenaje y pompa, si queremos hacer memoria de esos personajes históricos, ¿qué pasa que no actuamos? De nada sirve hacer homenajes y cubrirnos luego con el manto de la conformidad y la corrupción social y política.

Si no tenemos en cuenta la importancia de pensar críticamente, de desarrollar la razón y cultivar la cultura con inteligencia, estaremos identificando el espíritu de nuestro pueblo con cualquier moda de época... y las épocas pasan. Si queremos apuntar a definir la identidad cartagenera, busquemos algo trascendental, algo que en vez de exponer la vulgaridad y lo ordinario de un pueblo corroído por la corrupción, sea muestra del temple genuino de las personas que crecen, viven, sienten, aman, odian, piensan y crean, en una ciudad tan particular como Cartagena de Indias, sin distinción de razas, etnias, costumbres y credos, en nosotros hay algo más allá del color, la procedencia y la conformidad.

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